31.8.24

Buenasss ¿una poesía?

Te digo la verdá, en mi fantasía ridícula habrá alguien del otro lado leyendo esto, pero leyéndolo allá lejos en el 2010, como si no hubiesen pasado 14 años desde la última vez que escribí en este blog sino sólo un par de días y como si esa bifurcación temporal en la que yace el lector me permitiese emular ahora la dinámica de esa época: amuro el ojete a la silla para opinar con vehemencia sobre las películas que vi en la semana y alguien comenta que Sin Retorno también le pareció espectacular pero que no está de acuerdo con eso de que A Serbian Film es malísima y todo se intensifica y desemboca en el debate en comentarios en donde unos fundamentan por qué les pareció tan buena y yo contraataco desenfundando un papiro hecho de liyos y me pongo soporífera enlistando los argumentos por los que a mí me pareció una poronga inaudita sobrevalorada predecible y aburrida :llamas:

Y entonces todo seguiría igual, todo seguiría igual de bien, el problemón es que por muy confuso que parezca para ustedes, lectores del 2010 (? y a pesar de que también es desconcertante para mí –sobre todo al haber releído las entradas antiguas de este blog que, para mi sorpresa, mi extrañeza mi alegría mi nostalgia mi culpa mi mambo mi lamento y, lo más importante, mi auto referencialidad (? no fue eliminado por defecto de internet sino que yació durante todo este tiempo oculto bajo los escombros de este coso- lo cierto es que, decía, existe por acá una certeza criminal que nobleza obliga debo compartirles. Preparensé mentalmente, gente que sólo habita en mi imaginación, para esta noticia insólita: de este lado de la bifurcación, desde esta silla que ya está agónica y fundida por el trabajo insalubre de tantos años sosteniéndome el ojete les confío que no, que ya no estamos en el 2010. 

Insisto, entiendo que sea confuso porque de repente te acordás del blog de la piba esa que dice que A Serbian Film es una poronga y entrás para comentar las nobles razones por las que a vos te pareció espectacular pero te encontrás con que pasaron 14 años y aún así la mina sigue sosteniendo que es malísima porque sí, porque así de mala es. Ese level de poronga. Igual vení, acércate reina, somos presas de la cinefilia ¿cómo nos vamos a pelear? es más, dejame decirte que quizás en alguna coincidamos y que si te ceban estos temas estate atento que en un par de años van a estrenar una serie alemana que se llamará Dark y la primera temporada te dejará no sólo aún más confundido sino también completamente turuleco. Uf, Coherence, Coherence va a salir en el 2013, esa anótatela también que es un peliculón.

Y perdón Doc y Stephen Hawking y Moebius y Ashton Kutcher por si acaso anunciar esto altera de alguna forma la armonía del tiempo o si estoy usando erróneamente los términos con los que me refiero a las sarasas espacio temporales pero sigo siendo una darkucha indomable graciosa curvilínea mentalmente sana y elocuente (es mi fantasía y soy como quiero si quiero) y acá la única verdá es la realidá: mientras vos leés este cacareo arenoso con envidiable vitalidad y alegría en el año 2010, en el presente desde el que te cuento esto nuestros flequillos rollingas comienzan a manifestar una alarmante ausencia de melanina en ciertas zonas. 

Sí, así como escuchastes. Por acá aparecen de repente en el interior de tu cuerpo regiones cuya existencia ignorabas pero que ahora identificás porque te empiezan a doler, y a veces duelen como la concha de tu tío sin escalas, como los momentos esos en los que tu abuela se iba de tu casa y aprovechabas que te quedabas sola para poner la música al palo y ahí nomás rotabas la perillita del equipo de música del 0 al 100 directo bien piola con todo el sonido horrendo saturado escuchando los temas más picantes del León Santafesino o los más románticos de los Backstreet Boys o los rockeros más enojados de Shakira dependiendo por supuesto de los diferentes estados anímicos que se le antojaran hacerte transitar a la pubertad cuando tenías 12 años. Bueno, a veces es algo así, como la perilla. De 0 a 100. 

Como cuando venís re envalentonado (es mi texto y ejemplifico hasta agotarte si quiero) leyendo Elige Tu Propia Aventura a pleno pensando fuá nunca llegué tan lejos y de repente caes en una página que ya te anticipa lo peor cuando ves de refilón que tiene sólo dos líneas escritas y que no hay opciones al final de la hoja y entonces tomás coraje y leés esa oración de mierda que te cuenta que salió un tipito de un callejón y te metió un puñetazo y te mató y lissssto y vos decís ¿? pero cómo. Y bueno. Así. 

Igual no te preocupes que estoy usando el recurso de la exageración como para meterle un poco de dramatismo barroco a este texto mediocre, pero lo cierto es que no necesariamente el futuro será tan nefasto.

O quizá sí. En mi caso por ejemplo hace poco (o dentro de mucho, dependiendo de dónde estés) gracias a uno de estos dolores excepcionales del tipo perilla me enteré de que tengo una -y acá despliego la alfombra roja y hago un ademán para que pase la señora- una úvea, pero no entraré en detalles por ahora porque no quiero asustar al lector de mi fantasía que padece hipocondría, amén de que ese será un capítulo aparte porque el momento y la forma en la que me enteré de su existencia fue espectacular y dantesca y la anécdota merece un unitario acompañado incluso con registro fotográfico, primero porque tengo la tranquilidad que me otorga el confiar en que no lo verá nadie, y segundo porque cuando te digo que fue espectacular es porque fue espectacular, palabra leal de dark obrera y la concha de tu madre (guitarra de toro y pampa intensifáis)

Perdón, me voy de tema. Lo que quiero decir es que a pesar de todo esto, verás, lector del 2010, todavía ni empezamos a hablar. Porque no es que pasó el tiempo así medio inofensivo medio desapercibido medio blá y ahora los nostálgicos nos regodeamos en tangos actuales que hablan sobre, no sé, sobre lo guapo que era el winamp y cómo la gilada cacarea con ese don espotifái, o sobre cómo gastábamos el disco de Don Cornelio y la Zona en la noble tecnología del discman a pilas, ¿discman a pilas dije? las piiiiiilas de mi esquinitaaa queriiiiiida que me vendía doña Seeelvia, la desdentada más guapa, la fiera que no te fiaba, aquella que sólo aceptaba… en caaaaaashhhh.

No, ya no estamos en el 2010 y perdón por ser reiterativa pero el tiempo no pasó así de cálido e inofensivo, no es que ahora estamos tranca canosos con olor a naftalina y tabaco impregnado en la ropa después de volver de la milonga en la que proyectaron Blade Runner y sólo se ofrecieron brebajes repugnantes como satanás o la poronga esa asesina de speed con licor de melón. Ñeeee, ojalá hubiese sido eso sólo nomás, pero no. Argentina noé coca, papi.

Así que ahora agarrate con fuerza a tu butaca que ya apagué las luces y te traigo otra peor, porque si hay algo para lo que soy buena en esta vida de mierda es para piratear películas y en mayor medida para espantar a la gente que me presta un ápice de atención (según mi psicóloga, al menos) y para ello y como todavía hay mucho mambo no resuelto en esta ocasión acudiré al desconcierto y al terror para que me degen en pas y así gollumearla piola vago sin sentir tanta ansiedá; ahí va, atajala si sos guapa: no sólo ya no estamos en 2010 sino que estamos en 2024, y no sólo pasamos una lisérgica pandemia medio trash hace unos años sino que la distopía argenta que estamos viviendo actualmente no se la hubiese podido imaginar ni el historiador más falopa de todo el territorio nacional. 

Y acá no te exagero una garompa: el 2024 argentino es todo tan agónico tan aterrador tan trash tan desesperante tan ridículo tan dramático y bizarro que se me consumió el cigarrillo mientras miraba con ínfulas reflexivas hacia el horizonte (o sea al monitor, que nadie entiende con qué se ensucia y mucho menos con qué se limpia ¿o no?) buscando un paralelismo cinematográfico, pero no encuentro ninguno. Sí se me ocurre algo más del tipo tv de aire, ponele te invitan a tomar ayahuasca en el programa de Lucho Avilés en los 90s mientras al mambo te lo guía Jacobo Winograd disfrazado de chamán (es decir vestido con sus ropajes habituales) y cuando ya estás vulnerable vomitando y entrando en el flá aparece Jason con una sierra eléctrica y empieza a desmembrar a toda tu familia mientras de fondo suena Juguetes Perdidos pero cantado por la Tota Santillán. En vivo. Y al aire.

Bueno, a lo que iba, a lo que quería ir desde un principio pero al parecer me costaron varios años y cuatro páginas de word el poder tomar coraje: yo sé que este blog sólo es significativo para mí, sé que es cualquiera, sé que no hay nadie en el 2010 leyendo esto pero también sé que existe la posibilidad insólita de que algún amigo de aquellos que solía mencionar por acá, o bien amigos que conocí después, gente a la que alguna vez inexplicablemente para mí les desperté un ápice de simpatía y la cosa escaló porque era mutua; quizás alguno, decía, aterrice algún día por acá y no sólo eso sino que llegue incluso hasta estas líneas. Porque es mi fiesta y me pongo solemne si quiero entiendo que en ese caso sabrían quiénes son y de qué estoy hablando. A todos y cada uno de ustedes: perdón por bifurcarme. 

Sé que el desconcierto es una poronga y aunque también me asuma tan o más olvidable que el final de Lost no podría seguir escribiendo sin mencionarlo y te juro que de repente todo me empuja a escribir, no sé muy bien qué pasa, no sé muy bien qué hago acá. Lo último que recuerdo es que estaba leyendo las crónicas que escribió el Kutxi Romero cuando tocó Marea en Buenos Aires y un poco se me mezcló todo porque en su texto él menciona al Salón Pueyrredón y no sé por qué –o sí- cuando leí eso me acordé de este blog y me dieron ganas de escribir y ahora tampoco sé muy bien cómo bajar el telón de este posteo porque aunque tenga gusto a poco tampoco hay mucho más que esto, amén de que siento que ya dije todo lo que necesitaba decir y ahora quedé medio boyando como una princesa en harapos en fin como lo que soy. 

Lo bueno es que no tengo que ponerle mucho empeño porque ahí del otro lado sólo estás vos, lector sin exigencias que habita el año 2010. No te menosprecio pero si no hay sinceridá que no haya nada entonces: ambos sabemos que sos una construcción de mi fantasía y algo me dice que vos también necesitás irte a dormir.