30.8.25

La cuestión docente

PARTE I

No tendría que estar escribiendo esto. Tendría que estar haciendo cosas importantes, cosas de adultos, de gente responsable. Recién me levanto, te pido disculpas, todavía no cazo muy bien la onda déste impulso y tampoco identifico bien hacia dónde me quiere llevar. Te quiero así, me gustás imprecisa y soporífera.

Siento que tengo la cabeza a mil y el cuerpo en cero absoluto. En un cero perfecto, de esos que cuando estás haciendo cuentas a mano porque sos una anciana rollinga y analógica lo trazás y plaf, la línea final encaja con precisión quirúrgica en la inicial y el óvalo queda cerrado de una manera tan perfecta que te abstraés y entre cuentas y tarjetas pensás che, mirá qué lindo cero. Así siento el cuerpo por dentro. En cero, encerrado en un óvalo perfecto. No tendría que estar escribiendo esto. Es sábado. Los sábados son para hacer cosas de adultos responsables de día y de personas vivas de noche. Te quiero así, me gustás nocturna. Y soporífera, por supuesto.

No identifico bien, decía, pero algo intuyo. Cuestión: soy docente ¿no? profesora. Sí, creo que va por ahí eh. Profesora. Profesora es algo que subrayo para enfatizar lo real porque entiendo que a la gente le cueste creerlo. Yo soy la primera que lo pone en duda, se imaginarán. Considerando todo mi prontuario académico de índole abandónica y al contrario de todo pronóstico un día me anoté nuevamente en una carrera, pero esta vez la terminé. Insólito. Hace como dos años me recibí. Ese día viví tantos momentos espectaculares que se me llenó el álbum de fotos mentales, de las fotos esas que dicen que te pasan así plaf plaf cuando te morís. Como los momentos felices de Hook cuando Robin Williams le dice al hijito pensá en un momento feliz. Pensá y volás. Como Urdapilleta en Tumberos, pensá y salís. Porque acá somo así pibe: de la contaminación cultural yanki -a la que estamos condicionados emocionalmente, si me preguntás- a uno de los mejores actores uruguayos que ha parido el under argento. Y la picana no podía pi car, porque mueve.

En todas las fotos de ese día salgo impresentable y haciendo muecas ridículas; embebida en huevo, harina y artículos de cotillón, desconcertada y empepada por la felicidá. Naturalmente empepada, quiero decir. A veces cuando evoco ese momento siento como el vestigio de la sensación. Es medio un flá. A veces, también, pienso que en realidad lo subrayo para creérmelo yo misma. La cuestión docente, digo. Y mirá que hay testigos eh, compañeros, amigos, familia. Tengo un papel, también, que lo acredita. Un papel firmado, sellado. Tengo el aval de fede val. Tengo todo para creer que realmente es cierto. Un cierto perfecto. Quizás por eso la gente exhibe sus títulos en las paredes. Como un recurso, porque tampoco pueden creerlo.

No sé por dónde ir. Tiro los dados mentales. Sale un 6.

Mirá vos.

Justo un 6, ni que essssstuviera arreglaaaadah 


PARTE II

Esta semana me postulé a un cargo docente por primera vez. Y quedé. Quiero decir, me había postulado antes a otros cargos, pero esta fue la primera vez que quedé, que me lo dieron, que leí “adjudicado a” y plaf, mi nombre. (Perdón, estoy escribiendo como el ojete porque a pesar de que la mente vaya a pleno por momentos preferiría estar en un buque pesquero sin tripulación tipo un buque automático y yacer ahí sentada en la proa o no sé qué parte del barco es esa de adelante pero estar ahí con el vientito en la cara en el medio del océano atlántico sin ningún tipo de destino ni responsabilidá y sobre todo sin que nadie me rompa las pelotas. Qué leeeeendo)

CUESTIÓN, omitamos los tramiteríos soporíferos que se suceden cuando te designan el cargo y vayamos directo a la puerta del colegio. Estoy parada ahí, inexperta e inesperadamente tranquila, vestida con un guardapolvo blanco que es tan blanco que dá bronca y con un buzo negro arriba porque una se podrá sacar los piercings pero lo darks siempre tira y encima el guardapolvo es blanco en serio, blanco nuevo. Blanco gianola. Blanco noni noni. Ya estamos llegando a septiembre y el frío se pone distante, ojalá no haga calor, ojalá no tenga que sacarme el buzo. Eso pensaba, parada en la puerta del colegio debajo del sol hermoso de un día climáticamente espectacular. Aprovecho el espacio meteorológico para mandarle saludos a a Diego Angeli, tkm diego angeli, te sigo desde de hoy no pasa jamás olvidaré que fuiste el primer hombre al que escuché hablar bien de Lady Gaga hace como 90 mil años.

El colegio era viejo y tenía una entradita medio vampírica, la puerta era alta e imponente como un patovica de madera antiguo y yo me dejé llevar por el entorno medieval bellísimo así que golpée la puerta evidentemente flasheando estar en otra época. Golpée la puerta me comprendés, ejecuté golpecítos delicados como quien osa despertar a un bárbol. El sonido se me cagó de risa, ni se escuchó. Salí inmediatamente del trance y pensé claro, claro. Acá debe haber un timbre. Esto es un colegio. Claro. Inspecciono visualmente y veo ahí nomás a centímetros incluso de mi cuerpo, ahí, veo la fixita. La fixita del timbre que era más blanca que mi guardapolvo mirándome cagándose de risa pensando mirá esta noni noni, golpeando la puerta conmigo acá. Delicada, encima. Ahora te voy a sacar una foto y se la voy a mandar por discord a toda la comunidad rollinga gótica argentina. Así me dijo, el hijo de vuta.

Al toque se abre la puerta y detrás de ella se asoma la carita de un muchacho muy simpático. Le digo quién soy y a qué vine, como una terminator versión anciana rollinga. Y mucho más amable, por supuesto.

El muxaxo me hizo pasar y apenas entré al colegio no me preguntes por qué pero me sentí como en mi casa, como cuando entré a requiem por primera vez (perdón soy perfectamente consciente de lo trash del paralelismo saludos cordiales a mi filtro mental) con la diferencia de que acá no sonaba fascination Street de the cure (¿pero cómo vas a poner fascination Street de the cure en un xeboli amigo y cómo esa no va a ser mi casa a los 16 años?) No. En el colegio lo que sonaba era el bullicio de lo pibito, porque al parecer yo había caído en el horario del recreo. Y al parecer también era mi casa.

CUESTIÓN. Con el muxaxo entramos, ahí nomás, en un duelo de amabilidades: él me explica muy amablemente hacia dónde ir, yo le agradezco muy amablemente la indicación, el responde con amabilidá que no hay de qué, yo le respondo muy amablemente con un gesto, ambos nos distanciamos con amabilidá.

Otra docente muy amable me recepciona y explica cosas. Muchas cosas. Muchas cosas en muy poco tiempo. Me presenta a la Directora, que me hace preguntas. Todas muy amables. Todas diciéndome muchas cosas. Me presentan a una tercera docente, más de mi edad, más treintañera ah ná que ver. O sea ella sí. 

A la pobre piba, llamemoslá Paula, le delegan la tarea de mostrarme el edificio y señalarme cosas y explicarme más cosas. Paula era copada pero se la notaba exhausta, medio atlántico vibes, ahora que lo pienso desde el futuro. Cuando le encargan esa paja le leo la mueca que su predisposición a la amabilidá genuina no pudo caretear y cuando nos quedamos solas finalmente la miro y le digo amiga, mil gracias, te pido mil disculpas, te juro que seré lo menos rompebija que pueda, dentro de lo posible. Ella bancando la parada me dice despreocupate reina y me sigue comentando cosas muchas cosas importantes.

Llegamos al patio, aire libre. Yo la seguía como igora a su maestra, pero tratando de ser más silenciosa. Evidentemente captamos la atención de los pibitos, que recuerden que estaban en recreo y que de repente tenían en el medio de su territorio a una docente familiar junto a una anciana rollinga con un guardapolvo muy blanco: una intrusa. Encima adulta. Y esta quién es.

Se me acerca un pibito. ¿De qué curso sos? Me dice. Así nomás. Me quedo pensando de qué curso soy, como si fuera una alumna. Ah no, claro, pienso. De sexto, le digo con mi clásica simpatía. Ah, me dice, e inmediatamente desaparece de mi vista, imagino que propulsado por el desinterés. Paula me sigue contando cosas, y justo cuando esas cosas empiezan a mutar y entran al campo de las advertencias, de la data piola, la data de territoreeeeo, justo cuando estabamo entrando en esa púm, aparece una nena con una soga gigante del tipo catamarán y me dice algo que no entiendo pero me extiende un extremo de la soga así que asumo que quiere saltar. Evidentemente la nena ya había capturado a otra docente que a su vez ya estaba, a unos metros, sosteniendo el otro extremo de la soga. Me saluda, la docente, me hace un gesto amable. 

Hacía años que yo no manipulaba una soga en un sentido lúdico digamos y por un momento me dio terror la posibilidad de que por mi ejecución paupérrima la piba se terminara enredando, cayéndose mal nivel ambulancia, nivel terapia intensiva. Y si bien mi desempeño y falta de coordinación en las primeras vueltas fue tan malo que la nena en un momento se dió vuelta especialmente para mirarme decepcionada como diciendo dale flaca qué clase de adulta sos, no salió tan mal. Le dije que tenía razón, que me diera tiempo a aclimatarme y ahí nomás no sólo entré en el flow sino que le empecé a contar las vueltas primero con la mente y después con la boca. Cuatro, cinco. Ocho, nueve. Iiiiiisa. Once, doce. DIECIAAAXAAAA, diecinuevehh laaakaaaahhh. Cerró en veinte, se retiró por cansancio, voluntad propia. Vino a buscar el extremo de la soga y aunque esta vez no me miró a los ojos le dije llegaste a veinte invicta, excelente desempeño, quién pudiera. Llegué a leerle la sonrisita entre tanta seriedá y pensé ahí tenéeeeees, dame tieeeempo, no ves que necesito tiempo nomás. Si soy una docente ssssssssssspetácolaaaaar queréeeeda.

Ah ná que ver.

Ah cuánto va a durar este texto.


PARTE III

Omitamos. Llegamos a la puerta de sexto. Entre las muchas cosas que me habían dicho hasta ese momento, una había sido que en ese grado eran 30 alumnos, pero por supuesto no es lo mismo que te lo digan a de pronto estar parada frente a 30 niños que te miran con picardía desconcierto desinterés interés medición y sobre todo con mucha vitalidá. Me imagino que el mago de un cumple muy concurrido debe sentir lo mismo. La docente le explicó al curso quién era yo, y me invitó a su vez a presentarme. 

Desde que me designaron el cargo había fantaseado que en ese exacto momento iba a entrar en pánico, en pánico manejable pero en pánico al fin, con esos nervios que intentás caretear pero que te ponen más nervioso porque los sabés incareteables y sabés también que todos saben que estás tan nervioso que no podés ni caretearlo ¿todos sabemos qué tipo de sensación es esa, verdá? Y no es una pregunta irónica es más se la respuesta y todo ué.

Pero no ¿sabés que no? ¿sabés que no paré de desconocerme en todo momento y ahora no entiendo bien quién soy? Porque sucedió que cuando acá la amiga Paula me dió paso entré inmediatamente en el flow, como si se me hubiese abierto un telón imaginario en frente y hubiesen aparecido ahí estos 30 pibitos, expectantes, a ver qué onda este show, a ver qué onda esta noni noni, con ese guardapolvo tan blanco. Obviamente era yo la que estaba a prueba y sabía que el primer minuto era clave, como cuando te entregan un examen y leés las preguntas y en esa primera lectura ya sabés si aprobaste o no. Algo así. Pero ese minuto dura todo lo que quieran los pibes hasta que por fin logres, en algún momento, ser digna de sus respectivos respetos. Y en paralelo mientras luchás por ese respeto por esa empatía por esa belleza por ese título que es el que vale en serio, tenés que velar porque a nadie le pasa nada. Y en paralelo, tenés que estar atenta a que nadie se vaya del aula. Y en paralelo tenés que estar atenta a la periferia y agudizar el oído, identificar posibles peleas y desactivarlas. Y en paralelo, tenés que escucharlos. Y en paralelo tenés que ir resolviendo. Y en paralelo tenés que ser autocrítica, identificar tus dudas burocráticas, recordarlas para consultar después. Y en paralelo tenés que dar clase. Y en paralelo tenés que evitar volverte clínicamente loco. 

El vientito del atlántico.

Lo di todo eh, desde el principio. El grupo era heterogéneo y espectacular, bravo pero inofensivo y sobre todo vital, muy vital y muy demandante. Creo que aprobé, estoy casi segura porque al final de la clase se me acercó un integrante de los goonies (yo sé que está mal tener preferencias pero es humanamente inevitable y creeme cuando te digo que manejo muy democráticamente mi atención en el aula, pero hay un grupito de nenes que son literalmente los goonies pero versión argenta un poquito más curtida más bravita cómo no me van a conmover especialmente si soy nacida en los oxenta meaaaaamooooor no puede haber tanta maldáaa). Se me acerca, decía, al final de la clase, entre toda la multitud, uno de los goonies. Y me dice, a pesar de que no lo miré a los ojos porque en ese momento mi prioridá era que nadie vuriese en la zona de la escalera, me dice “profe, digame que usté no va a renunciar”

Me acuerdo del tono y se me pone la piel de gallina amigo. La concha de tu madre vendejo, acaso querés enternecer a una gorda dark o qué pasa acá. No lo miré pero lo escuché, y como la nena con la soga sentí que vió mi sonrisita. Mi sonrisita de recién recibida, sólo que el título me lo dio un goonie con la boca, no con un papel.

Hasta ahí fue todo espectacular, llegué al recreo sintiéndome robin williams en la sociedad de los poetas muertos pensando qué bien, qué bien piba. ¿Acaso tengo una segunda vocación, además del dibujo? ¿Acaso seré buena, en esta, al contrario del dibujo? Para mí que sí eh, para mí que sí, pensaba y los pibitos me lo confirmaban, en el recreo. Desde lejos, gestos, miradas. Aprobada. Qué bien.

Pero todavía me faltaba entrar a otro curso, cuando terminase el recreo. A un curso nuevo, no al de los goonies. A un curso bravo, al parecer, según me advirtieron las docentes. Bravo en serio. "El último docente dio una sola clase y renunció, imaginate"

Después de lo que viví en las prácticas nada me espanta y de hecho me tira. No sé qué onda el flá. Quiero estar. Quiero ver si puedo hacer algo por desactivar, por por lo menos cortar un cablecíto, uno solo, uno finito aunque sea. No sé qué onda. No es por hacerme la filántropa la copada la sarasa, es algo que me pasa genuinamente y que padezco pero a la vez no puedo evitar. Es como un masoquismo social que ojalá no tuviera porque la verdá es que cuando te metés en esa empresa terminás hecho bija.


PARTE IV

Entro al curso simpática pero curtida, porque tampoco tampoco. Son pocos, son mucho menos de treinta alumnos e igualmente se siente como estar frente a un ejército que te considera su rival de una y te lo manifiesta así nomás. Hostilidá a pleno, verdugueo, ni medio minuto había pasado desde que entré y no llegué ni a hacer el ademán de desenredar la soga. ¿Telón? En esta aula no hay ningún telón, salamina noni noni. Yo resisto. Los dejo ser, me dejo verduguear, intento descifrar, pienso por dónde ir. Todo esto en menos del primer minuto, éh. Mi estrategia hasta ahora creo que es lograr el desconcierto. En ese sentido corro con la ventaja de tener facilidá para la teatralidá porque así como te despliego la lista pergamínica de defectos e imperfecciones y forradas que me caracterizan también te digo que bueno que sí, que creo que tengo una facilidá para la teatralidá te pido mil disculpas sabés, pero la única forma de llamar la atención de los pibes que por lo menos me funcionó hasta el momento –un momento q por supuesto es escasísimo- es desconcertándolos. En mi caso es con la teatralidá porque me es lo más fácil, la verdá. 

En sexto (el curso de los goonies) y porque la suerte de principiante no puede fallar apenas se abrió el telón probé tirando un “señorassss, señoressss…” que más o menos funcionó, porque se quedaron mirándome corte esta anciana rollinga está loca o qué pasa por qué la escuela nos pone en peligro. Y ahí me aferré a ese desconcierto y le mandé toda la cumbia que pude soñando que me hablaba y me agarraba a sus cuerdas vocales. 

Pero en el otro grado fue diferente. En la inmediatez de tener que entender rápidamente por dónde ir les pisé el verdugueo y con tono fuerte con tono toropampeano pero sin perder la teatralidá la empatía o no sé cómo se dice les dije ¿bueno, ya está? ¿ya estámo o quieren seguirla un ratito más? cómo venimos de tiempo, le pregunté a los ojos ahí nomás al más picante, que me miró con un desconcierto que mirá, querédo, me acuerdo y me enorgullece. La mueca esa. Me enorgullece sobre todo porque me arriesgué a que me mandaran a cagar por vieja atrevida y altanera, pero algo los hizo apiadarse. Quizá el hecho de ser medio rara y triplicarlos en tamaño haya ayudado. 

En ese curso hice lo mejor que pude, dí todo lo que quedaba de mí. Caí en la realidá y asumí que Robin Williams no existe y que nada que hayas visto en el cine se parece y que además esto es argentina o qué te pensás argentina noécoca mami qué telón ni qué telón. Por momentos lograba que la hostilidá se retrajera pero volvía, después, impredecible, como una ola. Volvía desconcertante y violenta cada vez que pensaba que ya estaba. Una niubi. Una ingenua.

Me costó pero resistí. Logré, logré ahí un ápice de vínculo. Un vínculo raro igual. Un vínculo que percibo piola pero por momentos me da ambiguo y no me cabe. Yo resisto, toro y pampa. Resisto e intuyo el origen de algunas violencias y me pongo del orto, me pongo del orto mientras escribo esto. No es un curso bravo amiga es una vida brava. Qué mierda todo. Y qué belleza. Y qué mierda. Y qué belleza. Y así hasta hoy. Y así hasta ahora.

La cuestión es que tengo un problemón y es que en conclusión la docencia me parece un mambo fan tástico. Aunque me da vértigo, como la astronomía y como las canciones viejas de the cure. Aunque vaya por la quinta página de word porque es emocionalmente criminal y te ataca por todos los frentes. Mambo fan tástico.

Bueno, no sé. Exorcizo la experiencia, les pido mil disculpas.

El vientito del atlántico, a las chapas, en línea recta, en un día despejado. Sin oleaje. 

Toro y pampa.

31.8.24

Buenasss ¿una poesía?

Te digo la verdá, en mi fantasía ridícula habrá alguien del otro lado leyendo esto, pero leyéndolo allá lejos en el 2010, como si no hubiesen pasado 14 años desde la última vez que escribí en este blog sino sólo un par de días y como si esa bifurcación temporal en la que yace el lector me permitiese emular ahora la dinámica de esa época: amuro el ojete a la silla para opinar con vehemencia sobre las películas que vi en la semana y alguien comenta que Sin Retorno también le pareció espectacular pero que no está de acuerdo con eso de que A Serbian Film es malísima y todo se intensifica y desemboca en el debate en comentarios en donde unos fundamentan por qué les pareció tan buena y yo contraataco desenfundando un papiro hecho de liyos y me pongo soporífera enlistando los argumentos por los que a mí me pareció una poronga inaudita sobrevalorada predecible y aburrida :llamas:

Y entonces todo seguiría igual, todo seguiría igual de bien, el problemón es que por muy confuso que parezca para ustedes, lectores del 2010 (? y a pesar de que también es desconcertante para mí –sobre todo al haber releído las entradas antiguas de este blog que, para mi sorpresa, mi extrañeza mi alegría mi nostalgia mi culpa mi mambo mi lamento y, lo más importante, mi auto referencialidad (? no fue eliminado por defecto de internet sino que yació durante todo este tiempo oculto bajo los escombros de este coso- lo cierto es que, decía, existe por acá una certeza criminal que nobleza obliga debo compartirles. Preparensé mentalmente, gente que sólo habita en mi imaginación, para esta noticia insólita: de este lado de la bifurcación, desde esta silla que ya está agónica y fundida por el trabajo insalubre de tantos años sosteniéndome el ojete les confío que no, que ya no estamos en el 2010. 

Insisto, entiendo que sea confuso porque de repente te acordás del blog de la piba esa que dice que A Serbian Film es una poronga y entrás para comentar las nobles razones por las que a vos te pareció espectacular pero te encontrás con que pasaron 14 años y aún así la mina sigue sosteniendo que es malísima porque sí, porque así de mala es. Ese level de poronga. Igual vení, acércate reina, somos presas de la cinefilia ¿cómo nos vamos a pelear? es más, dejame decirte que quizás en alguna coincidamos y que si te ceban estos temas estate atento que en un par de años van a estrenar una serie alemana que se llamará Dark y la primera temporada te dejará no sólo aún más confundido sino también completamente turuleco. Uf, Coherence, Coherence va a salir en el 2013, esa anótatela también que es un peliculón.

Y perdón Doc y Stephen Hawking y Moebius y Ashton Kutcher por si acaso anunciar esto altera de alguna forma la armonía del tiempo o si estoy usando erróneamente los términos con los que me refiero a las sarasas espacio temporales pero sigo siendo una darkucha indomable graciosa curvilínea mentalmente sana y elocuente (es mi fantasía y soy como quiero si quiero) y acá la única verdá es la realidá: mientras vos leés este cacareo arenoso con envidiable vitalidad y alegría en el año 2010, en el presente desde el que te cuento esto nuestros flequillos rollingas comienzan a manifestar una alarmante ausencia de melanina en ciertas zonas. 

Sí, así como escuchastes. Por acá aparecen de repente en el interior de tu cuerpo regiones cuya existencia ignorabas pero que ahora identificás porque te empiezan a doler, y a veces duelen como la concha de tu tío sin escalas, como los momentos esos en los que tu abuela se iba de tu casa y aprovechabas que te quedabas sola para poner la música al palo y ahí nomás rotabas la perillita del equipo de música del 0 al 100 directo bien piola con todo el sonido horrendo saturado escuchando los temas más picantes del León Santafesino o los más románticos de los Backstreet Boys o los rockeros más enojados de Shakira dependiendo por supuesto de los diferentes estados anímicos que se le antojaran hacerte transitar a la pubertad cuando tenías 12 años. Bueno, a veces es algo así, como la perilla. De 0 a 100. 

Como cuando venís re envalentonado (es mi texto y ejemplifico hasta agotarte si quiero) leyendo Elige Tu Propia Aventura a pleno pensando fuá nunca llegué tan lejos y de repente caes en una página que ya te anticipa lo peor cuando ves de refilón que tiene sólo dos líneas escritas y que no hay opciones al final de la hoja y entonces tomás coraje y leés esa oración de mierda que te cuenta que salió un tipito de un callejón y te metió un puñetazo y te mató y lissssto y vos decís ¿? pero cómo. Y bueno. Así. 

Igual no te preocupes que estoy usando el recurso de la exageración como para meterle un poco de dramatismo barroco a este texto mediocre, pero lo cierto es que no necesariamente el futuro será tan nefasto.

O quizá sí. En mi caso por ejemplo hace poco (o dentro de mucho, dependiendo de dónde estés) gracias a uno de estos dolores excepcionales del tipo perilla me enteré de que tengo una -y acá despliego la alfombra roja y hago un ademán para que pase la señora- una úvea, pero no entraré en detalles por ahora porque no quiero asustar al lector de mi fantasía que padece hipocondría, amén de que ese será un capítulo aparte porque el momento y la forma en la que me enteré de su existencia fue espectacular y dantesca y la anécdota merece un unitario acompañado incluso con registro fotográfico, primero porque tengo la tranquilidad que me otorga el confiar en que no lo verá nadie, y segundo porque cuando te digo que fue espectacular es porque fue espectacular, palabra leal de dark obrera y la concha de tu madre (guitarra de toro y pampa intensifáis)

Perdón, me voy de tema. Lo que quiero decir es que a pesar de todo esto, verás, lector del 2010, todavía ni empezamos a hablar. Porque no es que pasó el tiempo así medio inofensivo medio desapercibido medio blá y ahora los nostálgicos nos regodeamos en tangos actuales que hablan sobre, no sé, sobre lo guapo que era el winamp y cómo la gilada cacarea con ese don espotifái, o sobre cómo gastábamos el disco de Don Cornelio y la Zona en la noble tecnología del discman a pilas, ¿discman a pilas dije? las piiiiiilas de mi esquinitaaa queriiiiiida que me vendía doña Seeelvia, la desdentada más guapa, la fiera que no te fiaba, aquella que sólo aceptaba… en caaaaaashhhh.

No, ya no estamos en el 2010 y perdón por ser reiterativa pero el tiempo no pasó así de cálido e inofensivo, no es que ahora estamos tranca canosos con olor a naftalina y tabaco impregnado en la ropa después de volver de la milonga en la que proyectaron Blade Runner y sólo se ofrecieron brebajes repugnantes como satanás o la poronga esa asesina de speed con licor de melón. Ñeeee, ojalá hubiese sido eso sólo nomás, pero no. Argentina noé coca, papi.

Así que ahora agarrate con fuerza a tu butaca que ya apagué las luces y te traigo otra peor, porque si hay algo para lo que soy buena en esta vida de mierda es para piratear películas y en mayor medida para espantar a la gente que me presta un ápice de atención (según mi psicóloga, al menos) y para ello y como todavía hay mucho mambo no resuelto en esta ocasión acudiré al desconcierto y al terror para que me degen en pas y así gollumearla piola vago sin sentir tanta ansiedá; ahí va, atajala si sos guapa: no sólo ya no estamos en 2010 sino que estamos en 2024, y no sólo pasamos una lisérgica pandemia medio trash hace unos años sino que la distopía argenta que estamos viviendo actualmente no se la hubiese podido imaginar ni el historiador más falopa de todo el territorio nacional. 

Y acá no te exagero una garompa: el 2024 argentino es todo tan agónico tan aterrador tan trash tan desesperante tan ridículo tan dramático y bizarro que se me consumió el cigarrillo mientras miraba con ínfulas reflexivas hacia el horizonte (o sea al monitor, que nadie entiende con qué se ensucia y mucho menos con qué se limpia ¿o no?) buscando un paralelismo cinematográfico, pero no encuentro ninguno. Sí se me ocurre algo más del tipo tv de aire, ponele te invitan a tomar ayahuasca en el programa de Lucho Avilés en los 90s mientras al mambo te lo guía Jacobo Winograd disfrazado de chamán (es decir vestido con sus ropajes habituales) y cuando ya estás vulnerable vomitando y entrando en el flá aparece Jason con una sierra eléctrica y empieza a desmembrar a toda tu familia mientras de fondo suena Juguetes Perdidos pero cantado por la Tota Santillán. En vivo. Y al aire.

Bueno, a lo que iba, a lo que quería ir desde un principio pero al parecer me costaron varios años y cuatro páginas de word el poder tomar coraje: yo sé que este blog sólo es significativo para mí, sé que es cualquiera, sé que no hay nadie en el 2010 leyendo esto pero también sé que existe la posibilidad insólita de que algún amigo de aquellos que solía mencionar por acá, o bien amigos que conocí después, gente a la que alguna vez inexplicablemente para mí les desperté un ápice de simpatía y la cosa escaló porque era mutua; quizás alguno, decía, aterrice algún día por acá y no sólo eso sino que llegue incluso hasta estas líneas. Porque es mi fiesta y me pongo solemne si quiero entiendo que en ese caso sabrían quiénes son y de qué estoy hablando. A todos y cada uno de ustedes: perdón por bifurcarme. 

Sé que el desconcierto es una poronga y aunque también me asuma tan o más olvidable que el final de Lost no podría seguir escribiendo sin mencionarlo y te juro que de repente todo me empuja a escribir, no sé muy bien qué pasa, no sé muy bien qué hago acá. Lo último que recuerdo es que estaba leyendo las crónicas que escribió el Kutxi Romero cuando tocó Marea en Buenos Aires y un poco se me mezcló todo porque en su texto él menciona al Salón Pueyrredón y no sé por qué –o sí- cuando leí eso me acordé de este blog y me dieron ganas de escribir y ahora tampoco sé muy bien cómo bajar el telón de este posteo porque aunque tenga gusto a poco tampoco hay mucho más que esto, amén de que siento que ya dije todo lo que necesitaba decir y ahora quedé medio boyando como una princesa en harapos en fin como lo que soy. 

Lo bueno es que no tengo que ponerle mucho empeño porque ahí del otro lado sólo estás vos, lector sin exigencias que habita el año 2010. No te menosprecio pero si no hay sinceridá que no haya nada entonces: ambos sabemos que sos una construcción de mi fantasía y algo me dice que vos también necesitás irte a dormir.


6.2.09

Te agradezco.

¡Oh tu, soberana y virtuosa, que has sabido oscurecer mis días de existencialismo brutal con tus interrogantes ridículos! ¡Oh tu, madre de cruel suspenso, culpable irrefutable de maratónicos insomnios; despojada de coherencia y acaso trama líneal constante, y sin embargo de tu reino intachable! ¡TU! estirpe incuestionable de romances fantásticos, amaneceres histéricos y trágicos diálogos ¡más mas funestos tus silencios! Guerrera triunfante ante su mediocre competencia, empuñas tu espada y nos sorprendes por la espalda, y ríes: ríes de nuestras súplicas, te ríes de la desesperación que nos eriges, ríes hasta convulsionarte de forma catatónica; será tu gracia acunada por nuestro desconocimiento fortalecido por los ánimos de vencerlo, y tu deseo de jamás ocultar tus afilados dientes ¡oh, madama olímpica! lo que nos tendrá a la dura espera de que vuelvas, y que junto a ti, acaso algo apiadada, lo traigas
a él.



10.12.08

Demoler demoler demoler demoler tatatatatata iaiaiaiaia

No-sabés. Me contó un neophema elegans que uno de los requerimientos de Madonna para su estadía en Argentina incluía cadáver de mapache neozolandés espolvoreado en tinta de cráter lunar y servido en el cáliz que se usó como objeto escenográfico en Indiana Jones, asi que deduzco de este secreto que esa es la razón por la que la noche está tan maravillosamente oscura: la luna está siendo rayada impunemente por un asistente ambicioso que cargará con la destrucción a largo plazo de la Tierra, sólo por cumplir los deseos hiper exigentes y ridículos de su Madama, y lograr, tal vez, al fin, algo de reconocimiento de su parte. Desde acá, nuestra más sentida palmaducha en la espalda, pichón. Tal vez haber servido a la Condesa Bathory hubiese sido menos estresante ¡pero che! do the bomb, dijera el erudito Hugo Reyes. A tomárselo con calma, que si no es la luna es el agua, y si no es el agua es el petróleo, y si no es el petróleo es algún recurso natural de viscosidades semejantes.

Asi que decía, hace un rato vino un amigo a devolverme unos libros, y como por arte causal de la vida yo ya había terminado de pintar unas cosas que faltaban que blá (remodelaciones del hogar y cómo no recordar con esta frase a la escena de The Money Pit AKA Hogar Dulce Hogar que a los 14 años me enamoró de Mr. Tom Wiiiilsooon Hanks: la de la bañera)
Obsérvese lo primero que se manifiesta en Google después de tipear en su barra de búsqueda "Tom Hanks":

Para los individuos que ignoraban la existencia del chico de la foto, les comento que es el latin lover Howie D, miembro de la virtuosa agrupación (? Backstreet Boys. Bueno pará, entonces había llegado mi amigo ¿no? y subió a tomar unos matienzo mientras yo descansaba de mi ardua tarea de esclava remodeladora y rememoraba el contenido de los libros que trajo. Eran dos, y ambos tratan el tema de lo paranormal con ese toque amarillista con lo que lo paranormal debe ser tratado si ¡y sólo si! querés meterle miedo al letor, como diría mi abuela. Dotor. Letor. Retor. Dotor. Buá, cuestión que yo a los quince años era experta en estos temas pero ahora no, verán, asi que la conversación me trajo recuerdos e historias de esos mismos libros que hacía años –literalmente- que no tocaba. Y bueno, eso, la radio está re buena, saludos. Ah y en un momento le hice escupir el mate con el sustito boludo que no puede faltar en ninguna charla de esta índole ¿nocierto? Decí que el brebaje lo lanzó sobre la mesa que si no lo descuartizaba ahí nomás y después pintaba REVENGE con sangre en la pared y huía a Estocolmo a vender artesanías en el puerto. Quiero decir estamos remodelando ¿cómo me vas a escupir el mate pichón? muerte. Sabés, lo que pasa es que tengo ganas de escribir pero no y además me estoy quedando sin cigarrillos entonces pinta textucho desganado y además, no sé, Vic diría que debe estar plutón en mi ascendente transitando por la avenida estelar de acuario. O tal vez sólo me estoy drogando con la pintura fresca que ha de decorar tan simpáticamente el pasillo. La palabra “pasillo” me remite a Yerba Brava. Yerba Brava me remite a la fiesta de la espuma de no me acuerdo qué. Y así podría estar eternamente, pero tengo que ir a poner agua para el té, bancadme.

Ya. Che, dos de la mañana de un… miércoles y acaba de sonar el teléfono, atiendo y escucho un sonido similar al de siguiente número de las salas de espera. Claro, esos sonidos que transcriptos podrían decir, por ejemplo, “Piii, Púuu” ¿captáis? y después una voz mecánica (con una automatizacióooon que dolíiiia VAMOS TODOS) informóme que ese mensaje era de un número al que no le presté atención porque mi interés se centraba básicamente en escuchar el FIN y no el MEDIO. Lo oí otra vez ya que no pensaba entregarme aún a aceptar un ilógico “Pi, pú” pero esta vez agudicé el oído y, efectivamente, no había más que eso. Quizás me muero en siete días ¿te imaginás? menos mal que no sé japonés. O quizá soy un T-1000 que desconoce su condición de cyborg y me están empezando a llegar señales alusivas como al maguito pornstar Potter Harry y sus cartas proliferadas. Si así fuere en aproximadamente cuatro horas estarían sonando ochenta mil teléfonos al unísono en mi casa diciendo reiteradamente *pi pu pi pu pi pu pi pu* lo cual es materialmente imposible ya que por fortuna no dispongo de tal cifra de aparatos. No utilizo uno, imaginate poseer ochenta mil; se autodestruirían por inutilidad. La realidad es que mientras escribía esto último volvió a sonar el teléfono, atendí y otra vez lo mismo, fui a buscar papel para anotar el número pero cuando volví ya me habían cortado ¿QUÉ ONDA GOACHO? ¿Qué se supone que debo interpretar por “Pi, Pú”?


"¿Aro expansor? Já, já. Eso es para niñitas"


Esto me hizo acordar a la vez de Nitzco y “¡Hey, Nitzco ¿vaz a ver a los cadiyiacs?” Y A MI QUÉ si ustedes, individuos impuros, no entienden. Sigan limpiando la escotilla y acariciando a Joy. El nombre “Joy” me remite a Ian Curtis, Ian Curokokok.

Y pensar que había empezado a escribir para hablar de una cosa específica ¿eh? el mundo se está yendo a la mierda. Bueno, resulta que hace mucho tiempo y por razones de fuerza mayor (?), me tuve que ir de mi casa a dar una vuelta por la vida. Y como no es extraño en mi en situaciones de esta índole, respondo yéndome a caminar y terminando en un cine, al mejor estilo RENÓ en THE PROFESSIONAL aka El Perfecto Asesino. Tres de la tarde de un jueves ¿qué mejor, mamitos, qué mejor que meterse en una sala vacía VA-CÍ-A a trasladar tus ganas de sacrificar familiares dolorosamente en la película Saw V con un picodulce y una butaca reclinable? Vamos. Que se suba el telón y empiecen a descuartizar a mis ancestros.

Áh ¿ya terminó? bueno. No es tan interesante como la uno, ni tan mala como la dos, ni tan vueltera como la tres, ni tiene escenas como la autopsia de la cuatro. Prendieron las luces. El proyectista se va. Estoy sola. Ya no tengo picodulces. Si me escondo entre estas butacas quizás no se dan cuenta.

El Método, decía, al final me gustó mucho, aún con la interpretativa de P.E. bajo el mando de un papelito protagónico. La adaptación del libro fue de Mateo Gil, el amigo de Amenabar, y a Amenabar lo queremos mucho, asi que ahora que somos todos amigos ¿por qué no te copás y me facilitás la obrita en la que se basó la historia?

Bajo esta línea de temuchos psicológicos y manipulaciones divinas, repitiese mi bisabuelo en su lecho de muerte: mirá el documental de la cárcel de Stanford, mirá Das Experiment, leé el experiento de Milgram, matame de una vez.

X-Files: I want to believe (onda la SECUELA) me pareció simpática, por no decir una pérdida de tiempo sin precedentes. MAS me alegra que SCULLY finalmente haya cambiado de estilista; ese corte carré gomoso que tan bien llevó durante años anteriores ya no daba más, y era hora también de que colgara ese saco naftalino y se calzara una musculosa blanca de guerrera escéptica, vamo laspi ba. Qué más. The Ruins AKA Las Ruinas, malísima. Tiene solo una escena o dos que valen la pena en cuanto a gores maquillajes y el resto se limita a ser mucosidad visual. The Strangers tampoco me gustó. No me atrevo a decir que es mala, pero no me gustó. No sé. “No es mi tipo” (?). Calvaire, PIOLA VAGO. Me RE GUSTÓ MAL el realismo de esa locura. Y no me acuerdo qué mas vi. O será acaso que de Kurosawa no hablo. Mi cultura cinéfila es lo suficientemente amplia como para encadilarlos con mis saberes y repasos de cine clásico. Mas quedémonos en el cine superficial y gore de Hollywood, no es cuestión de hacer de mi persona un ser inalcanzable no digno de sus comentarios gracias a mi apabullante despliegue cultural, imparcial y sabio. (RISAS).


Recien releí y hasta acá es el texto más aburrido de la historia, AGUANTE. Lo peor es que la idea era escribir solamente sobre una revista que descubrí revolviendo librerías de la cashe Corrientes, pero me acordé de todo eso y ya ves. Estos días estuve yendo a caminar por el centro y por Belgrano y por la vida y me pasaron cosas muy mágicas y lindas que como es costumbre no suelo contar en el blog, así que chau.


5.12.08

Podés creer.

Después de una semana que fue reina del bajón parece que ahora todo se encamina, muchachos. Ahora me voy a sacar las entradas para Massacre y los Cadillacs (con SACANDO me refiero a pasarlas a buscar; las están REGALANDO. Y no es una metáfora respecto del precio; están, literalmente, regalándolas) muchas cosas RE LACAS, ayer y hoy fueron grandes días que me empujan no sé si a afirmar con convicción pero por lo menos sí a asentir tímidamente si me decís que el equilibrio existe (?) Si vuelvo en estado decente subo crónicas, los quiero a todos, la pelota no se mancha, mirá que lindo sol, qué calor, que poco importa, un tango MIRÁAALO soy yo UUhuHuhU zombi.

14.11.08

Documentos.

El día de hoy, como no podía ser de otra manera a esta altura del universo finito e interfestinfrál, me pasó algo siniestro. Resulta que estaba acá en mi casa, cómodamente desempleada y quejándome por este calor agobiante que debiera morirse cuanto antes, cuando decido que tengo hambre (?). Sí, claro que sí, pues como dijo Ray Bradbury, no de la cafeína y el tabaco vive el capitán Hart.


Jaja, mentira, eso no lo dije yo. Mirá, un gato.

Agarré el celular y le mandé un mensaje de texto a Rodrigo por ejemplo que rezaba lo siguiente: “en quince bajo al almacén ¿me acompañás?” Pero pasaron cinco, diez, quince minutos y no contestó. Me puse entonces la mochila, el eme pe tré y me fui escuchando a los Ramone ya que me hacían juego (?) con la remera de esa banda que imaginate qué bien que me queda que la uso sólo para ir al almacen y para estar en mi casa escribiendo un texto como este, por qué no. Asi que llego, entro, ignoro con amplia naturalidad la presencia del guardia de seguridad (que cada vez que voy tiene la manía siniestra de acecharme desde las esquinas de las góndolas a la espera de que me afane algo; de hecho a veces mientras hago la fila fantaseo con meterme algo en la mochila sólo para ver su cara de felicidad mientras me apunta con el dedo y grita, victorioso “¡¡SÍ, SÍ!! ¡¡YO SABÍA!! ¡¡ABRA LA MOCHILA, HIJA DE PUTA!!). Agarro las cosas y voy a la caja. En esta pequeña fortaleza llamada minisuper en la que abundan el perfume de señora y el olor a mortadela, hay dos cajeras, dos antítesis: la chica simpática y la dueña esquizofrénica. ¿Quién me toca? La segunda, por supuesto. “Hola” le decimos mi característica simpatía y yo (?) “Brrrr” contesta ella. Termina de cobrarme. “Gracias, chau” le digo. Ella contesta un sonido gutural cuasi imperceptible, abro la puerta y me voy. Y acá paremos un segundo para preguntarnos en comunión que

¿QUÉ CLASE DE CINISMO IMPULSA A LA GENTE A ABANDONAR SU CHANGUITO DE MIERDA FRENTE A LOS QUE ESTÁN DETRÁS SUYO EN LA FILA? ¿Por qué, hijos de puta? ¿Qué carajo les cuesta agarrar su transporte mercante (?) y ponerlo aunque sea detrás del MOSTRADOR, y no dejarlo ahí con total impunidad a la espera de que alguien se lo saque del camino o que el objeto cobre vida y se deslice por sí mismo hasta la tierra de los changuitos vivientes? ¿Eh? ¿Qué le pasa a esta gente?

Estoy en la puerta del edificio con las bolsas del coso en el piso, buscando las llaves y mirando como una pareja de treintañeros busca un número en el tablero de timbres. Por lo general la gente se confunde porque el tablero ese es tan legible como un código encriptado y mientras revuelvo las cosas prescindibles que suelo llevar ahí adentro la chica me pregunta “¿disculpá, vos vivís acá?”

Ella: Disculpá ¿vos vivís acá?
Yo: Sí ¿qué número buscan?
Ella: Ay ¿sabés cual es el departamento de Caro?
Yo: No, ni idea.
Él: Ay Veronica, mirá lo que le preguntás a la chica.
Ella: Bueno, quizás sabe. Sabes que pasa, no nos acordamos el número de departamento, jaja, re tontos (SIC)
Yo: ¿Y no tienen para llamarla?
Ella: No, es que todavía no llegó
Yo: (abriendo la puerta y tratando de disimular mi expresión de desinterés absoluto al respecto) Ah, qué mal.
Ella: Sí, si la ves decile que estamos acá ¡por fa! (?)

Entré y todavía arriba del ascensor podía escucharlo a él diciendo “¡pero como le vas a decir eso! ¿estás loca? Veronica por dios ¡dejá de hacerme pasar vergüen…”

Llego, dejo las bolsas y suena el timbre. “No jodas –esbocé para mis adentros, sabia- seguro que son estos especimenes que empezaron a tocar timbres al azar” Atiendo pues esperando a que del otro lado me pregunten “¿Caro? ¿Sos vos?” Pero no. Era Rodrigo.

R: Hola, n, quihacé.
N: Quihacé.
R: ¿Todo bien y vos?
N: Bien. Te mandé mensaje hace un rato.
R: No tenía crédito ¿bajas?
N: No jodas. Subí.
R: Pero primero acompañame al almacén
N: Mestás cargando. ¡Vengo de ahí!
R: ¡Si dijiste que ibas en quince!
N: Hace una hora que te lo dije forro.
R: Daaaaaale
N: No.

Me puse la mochila y bajé. Rodrigo estaba ahí hablando con la parejita y mirándolos con cara de desconcierto. Lo agarré del brazo y le dije “mirá la hora que es, ahora vamos a llegar tarde, dale, vamos, vamos” en una actitud de rescate admirable (?) Fuimos al almacén de vuelta. El tipo lo único que quería comprar era un Cinzano, crema y queso rallado. Es un GENIO. Llegamos a la caja y como él tiene problemas con la gente del coso debí hacerme cargo de la situación ¿y quien nos atiende nuevamente? la cajera del mal. Cuando agarra el brebaje alcohólico lo mira a Rodrigo, me mira a mi y con tono policíaco dice “DOCUMENTOS”. ¿Documentos? ¿DO-CU-MEN-TOS? Quiero decir. Yo soy una mina que si te quiere comprar alcohol te juro que no le pedís documentos. De hecho sos capaz de hasta decirme “señora, ¿esto no será para sus hijos, no?” No se si mentendés lo que te quiero decir. “¿Documentos? -le digo- yo, eh… yo soy mayor, eh”

-…yo soy mayor, eh.
- bueno, pero sin documentos no puedo venderte alcohol.
- pero vine hace media hora y me vendiste dos cervezas sin pedirme nada.
- no me di cuenta
- …la semana pasada te compré un cargamento de alcohol y tampoco me pediste nada.
- porque habrás traído documentos.
- no
- entonces no me habré dado cuenta.
- ¿pero en serio te parece que soy menor?
- no.
- ¿¡entonces!?
- DOCUMENTOS.

Seguimos esta conversación absurda durante un buen rato: yo que decía que no tenía sentido y ella que decía “no se lo que es la coherencia, no me doy cuenta”. Desde ya que tenía los documentos y de hecho en vez de pagarle con la plata de él y para que a la chabona esta LE RE CABIERA GUACHO MAL el bardo que armó sólo porque no se banca a Rodrigo, después de que se acumulara bastante gente en la fila saqué la tarjeta y los documentos y le dije “Tomá, ya fue. Te pago con débito”. Aguante. “Y ojalá que todos los que están atrás mio te paguen con cien, hijaza de puta”.

Y bueno. Fumamos un cigarrillo abajo mientras yo le atornillaba la cabeza a Rodrigo hablándole de una serie de zombies que miré enterita anoche y que no sabés lo que está y que él me decía que no entendía como podia mirar esas mierdas de terror sola a la noche y que yo entonces le decía pf, pibe, a mamita. "¿Vamo a casa a verla?" “Dale, pero antes vayamos a comprar una coca”

-pero antes vayamos a comprar una coca.
-…pero venimos del almacén.
-¿…y?
-¿y por qué no la compraste en el almacén?
- no sé, mirá lo que me preguntás.

Fuimos al kiosco, volvimos con chupetines de manzana para todo el mundo, subimos, miramos zombies tomamos ferné y ahora escribo este texto con la más feliz ebriedad. Estoy leyendo mucha alquimia y voy a ver si puedo transformar mi termo en oro. Porque POSTA que se me cayó tantas veces y sobrevivió que estoy empezando a creer que es de plomo o de magia. Mientras tanto me bajo El Método y después te cuento qué tal está, como otras noventa y seis películas que vi en estos días. No olvides que la piratearía es mala y si la ejerces eres satanista. Chau.

30.10.08

Miedito.

Chabón tengo una polilla mutante acechándome desde la oscuridad de algún rincón oculto del cuarto. Quiero decir la escuché rebotar contra las paredes, la vi, me fui corriendo a buscar el raid y cuando volví (sin el raid, porque como lo usé anoche contra otro bicho de estos lo dejé acá y no me acordaba, vamos lo pibes) lo encontré y cuando estuve preparada para el combate sanguinario (?) la polilla siniestra ya no estaba. ¿Podés creer, chabono, que revisé casi todo el cuarto y la hija de puta no se dignó a salir para decir siquiera “pará humana, baja eso que somo amiga, onda vos te espantas porque yo soy una oruga desagradable y yo me escondo porque sos muy deforme y tu pelo es ridículo, y además tenes un insecticida en la mano y sos fea”, como haría cualquier polilla sagaz? Encima imaginate que después de un fin de semana de sacar ropa para preparar disfraces y sacar disfraces y sacar ropa y sacar disfraces y probármelos y tirarlos por ahí después de descartarlos al son de frases como NO DA - NO - ... - DE NINGUNA MANERA - POR DIOS - NO ME ENTRA - ¿¿NO ME ENTRA?? - MUERTE - etc etc, la habitación quedó hecha un quilombazo tal que se convirtió en un búnquer ideal para cualquier polilla criminal. Entendés. O sea no tuve tiempo de acomodar, volví hace un rato. Asi que estoy acá escribiendo y mirando para los costados cada tanto o FLASHEANDO MAL BOLÓ que me camina un bicho por el brazo, pero boá, tengo al raid al lado mio y si hoy no aparece mañana será un nuevo día (?) y ordernaré el cuarto, y esa polilla deseará nunca haber salido de su capullo petulantego lúgubre; OH cuna de batracio volador e hijo de re mil putas repugnante.

En fin, después de una semana de insomnio feroz (de ese que te mirás al espejo y te das cuenta de que tus ojeras pasaron de tener algo de onda a manifestarse con un tono verduvioláceo alarmante, amén de que se deslizaron por la naríz hasta terminar siendo una especie de uni-ojera biótica, ortiva vigilante y policía y fanática de la oreja de van gogh) (cuando las ojeras llegan a evolucionar de esta manera se independizan del cuerpo y comienzan a tener gusto musical propio, es obvio papi (?), de otra forma no se explica que esa banda tenga público ajeno a su entorno familiar ARRE BOLÓ; TIPO) bueno a ver si me dejás de hablar de una vez que ya te dije que me tengo que ir.