27.4.07

Arriba esas palmas

El otro día conocí a un tipo que después de decir algo estiraba el brazo derecho, dejaba su mano a la altura de su cara, inclinaba su palma 90 grados y, mientras que con su mano izquierda se peinaba las cejas y se acariciaba la cara, utilizaba aquella otra palma alzada como espejo: se miraba, arqueaba una ceja y se repetía a si mismo “estoy perfecto”.

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