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16.10.08

Dead or Alive

Yo no sé si el hecho de haber visto tantas películas de terror durante mi crecimiento me produjo una especie de inmunidad para con las escenas cargadas de suspenso en las que uno debiera sobresaltarse, o si se trata solamente de que las últimas cosas que vi son una contundente y burda mierda clonada de burdas mierdas que ya existen y no queremos volver a ver hasta por lo menos dentro de cuarenta años, época en que, si acaso viva, estaré lo suficientemente senil como para no recordar la típica estructura de una película de terror cuya sinopsis contiene alguna de estas palabras: carretera, cabaña, brutal, desvío, jennyfer.

A esta descripción responde perfecto la joyita que planeo hacer mierda el día de hoy: “Alive or Dead” (titulazo). Desenfundo pué mi cuchillo que resulta ser untable y desentendiéndome al respecto digote:

RESULTA que una chica, María, baja la velocidad de su autito cuando encuentra un micro estacionado en la mitad de una autopista oscura y poco transitada. Descubre entonces que una de las ventanas del bondi en cuestión tiene escrita CON SANGRE la simpática leyenda “HELP ME”. 

“Che, boludo, acá paré con el auto y encontré un bondi que dice help me en una de las ventanas; te corto, te corto así llamo a la policía” le dice a su novio, con quien había estado hablando por ALTAVOZ desde el comienzo de la película. “¿Estás loca? –le dice él- andate, andate de ahí que así es como empiezan todas las películas de terror que vi” MAS ella se niega a seguir el sabio por no decir coherente consejo de su novio; le corta e intenta comunicarse con el 911, pero CARAMBA, el celular se quedó sin batería. (Celular sin batería; un recurso prácticamente virgen en el género del terror :llamas:). 

“Uh loco, todo mal” piensa María, y cuando vuelve a arrancar el auto para irse lejos ¡PLIM! ¡…PLIM! ¡se le pinchan dos ruedas! ¡DOS RUEDAS! "SHIT. ¿DOS ruedas?” preguntase retórica la sagaz protagonista luego de bajarse del auto a corroborar los pinchazos. Quiero creer que ya dije que la chica en cuestión acababa de encontrar a dos metros suyo un micro SINIESTRO con la palabra HELP ME escrita EN SANGRE en una de las ventanas.
Con el auto inutilizable y el BUS ahí nomás, la despreocupada María se sube al segundo transporte y pega una especie de gritito agudo seguido de una mueca de asquito cuando encuentra un par de brazos y torsos amputados desparramados por los asientos. Sigue inspeccionando poes (tal vez en busca de algo para comer) y encuentra a una chica atada de pies y manos cuya cabeza yacía cubierta por una bolsa de papel madera a quien alguien (alguien con una evidente falta de habilidad artística) se había encargado de dibujar un rostro estilo máscara infeliz de Scream. “Quedate tranquila flaca, está todo bien. Onda. No sé. ¿Te duele algo?” Le pregunta María a quien suponemos fue quien escribió aquel mensaje. Si ¿te acordás? el mensaje ese escrito con sangre ahí en la ventana. Y para nuestra sorpresa, la víctima LE DICE QUE NO. Quiero decir yo para ese momento en lo único que podía pensar era en la cara del guionista mientras escribía lo que iba de película ¿…se reía? ¿…se reía DE MI? ¿lo creyó ingenioso? ¿…lo creyó CREÍBLE? Y parece que sí a todo porque mirá como sigue: se escuchan unos ruiditos que vienen de afuera, María se esconde entre los asientos y ve desde su lugar como un tipo, con toda la pinta de campesino demente arrastra hasta el interior del BUS a un gordito en estado insconsiente mientras dice cosas como “ah, cerdito, se ve que caminas poco ¿eh?” “¿nunca pensaste en correr?” “¿…en ir al gimnasio?” (!)

Paremos un momento acá y hagamos un perfil rolero del típico campesino demente de una película de terror:

Altura: 1.70
Edad: Entre 60 y 101 años apróx.
Peso: 45 kg.
Habilidad: 2
Fuerza: Tal vez.
Reflejos: 1
Dentadura: 3 piezas.
Chances de pelear contra una jóven de 25 años en perfecto estado físico que tal vez se llame María y salir victorioso: Nulas.

Prosigamos. El colectivo arranca y no para hasta hacerse de día. (A esta altura no me voy a cuestionar cómo el campesino no sospecha de una presencia ajena en el BUS cuando hay un auto con dos ruedas pinchadas EN FRENTE DE SU MÓVIL es decir ESTÁ EN FRENTE quiero decir prácticamente LE IMPIDE EL PASO POR DIOS). Se detiene entonces a las puertas de una especie de castillo medieval situado en la nada misma… y si todo lo que pasó hasta ahora me pareció hilarante y ridículo fue porque no imaginé que lo visto se podía superar, en ese sentido, tan amplia y maravillosamente. Quiero decir no, entendes. No. No no no, no no, no no…


Resumiendo: el campesino se baja, el gordo se despierta, lo intenta ahorcar y para cuando lo está por matar, María lo para y le dice “chabón, bancá, mejor atalo” pero entonces viene Julia (?), que ahora está desatada, sin máscara, sin ninguna herida aparente y hasta maquillada Y ¡PUM! le clava una LANZA EN LA CABEZA a su captor. “Fá Julia, te zarpaste -le dice la otra- y ahora que este pichón está muerto ¿por qué mejor en vez de subirnos al colectivo e irnos a buscar ayuda como haría cualquier persona normal en esta situación, no vamos adentro a ver si en este castillo sombrío con pinta de albergue de asesinos en serie encontramos algún teléfono?” Y así, las chicas se dirigen hacia la fortaleza medieval. Claro que ninguna se puso a pensar en las actitudes sospechosas que tuvo el gordo resucitado hasta ahora, a saber:


No hablar. Comunicarse sólo a través de sonidos guturales.
Usar un pin ENORME con la leyenda “Frank”, lo cual indicaría que ese es su nombre, y que lo ha grabado en un pin que abrochó en sus jardineritos.
Andar lentito y pesumbroso.
Mirada fija y desorbitada.
Expresión feroz de asesino en serie.

Supongo que lo que sigue es más que predecible ¿áh? quiero decir ¿realmente pensaban encontrar un teléfono? ¿vieron algún sistemita de cableado telefónico en los alrededores del castillo? ¿Creyeron que el campesino había parado ahí para buscar la batería de su celular? ¿…CREYERON QUE EL HOMBRE TENÍA CELULAR POR DIOS? Y claaaaro que el gordo era el asesino y el castillo era suyo y las encierra y las persigue y pasan cosas harto surrealistas como LA APARICIÓN DE UN MONJE que paradójicamente es el personaje que se encarga de “explicar” la historia del gordo (ese es el recurso que amo de las películas ridículas: de repente aparece un personaje completamente desencajado que intenta justificar la historia con un par de frases incoherentes, y cuando termina de hablar, muere. No importa cómo, sólo muere) y esta no es la excepción. De repente el monje está muerto, el gordo está apuñalado y con dos tiros en el pecho, María está herida y Julia sigue ilesa y maquillada. Ah, y también se enteró de que ese brazo amputado y esa pierna achurada del colectivo pertenecían a su novio, pero al parecer se lo tomó bien porque hasta hacía chistes y se reía contenta de los de María. Y cuando todo parecía haber vuelto a la normalidad (?)… Mark, el asesino apuñalado, el que tiene dos balazos en el pecho, hipertensión, diabetes, obesidad y una evidente superfuerza ¡¡SE LEVANTA!! ¡¡…Y CORRE A BUSCAR A LAS CHICAS!! ¡¡SÍ, CORRE!! ¡¡Y LAS ENCUENTRA!! ¡¡…UY!! Finalmente suceden otras cosas ridículas, hay un par de muertes bizarras y créditos.
Tapa:



Ahora, lo que a mi me indigna sobremanera es que la portada no se condice, de ninguna manera, con la película. Primero, esa boleadora con púas la usa menos de treinta segundos, si es que acaso la usa, porque la verdad no me acuerdo. Segundo, el chabón de la foto tiene actitud. El asesino real (que vendría a ser el que se ilustra ahí) es un gordito ente de actitud emo que se para como si se fuese a caer en cualquier momento, y además es inexpresivo y tierno. Tercero y último: ¿a dónde carajo están la panza y el pin que ostenta en la película?

No che. Así no es. Estoy indignada. M
e voy a tener que ir a comer un alfajor.

12.7.07

Humor para entendidos

Me siento, sola, en uno de esos bancos verdes o rojos que están frente al río en Puerto Madero. Reflexiono sobre mi vida y mi cabeza gravemente retorcida. Deslizo injurias mentales, puteo a dios, a su hijo, a los tipos estos, los ¿reyes magos? y a toda esa camada de hijos de puta pro barba. Pienso en hacer la Alfonsina de bajo presupuesto: cruzar la barandita que me separa del río, tirarme y dejarme llevar por la corriente hasta desembocar en el Parque de la Costa, ya que con mi suerte seguro que apenas llego se desprende el samba y no sólo no me aplasta el juego en sí sino el treintañero boludón que tenía miedo de subirse y al final se mandó, y que obviamente también muere por por supuesto haberle hecho caso a su instinto. Pienso también que el chico que se está acercando me miró dos veces. Lo miro, me mira y lleva su vista hacia el cielo. Sigo sus ojos, levanto la mirada y veo un séquito de ochenta y siete palomas volando en dirección hacia mi con cara de desquiciadas y haciendo soniditos guturales amanezantes y violentos; abandonando toda clase de elegancia que cualquier paloma de semejante zona debiera ostentar. Claro, entendés, o sea, tipo, las palomas de Puerto Madero no vuelan, tipo... levitan con originalidad. Miro entonces a mi alrededor esperando encontrar restos de maíz o pan o alguna de esas cosas que les tira la gente o no sé, algo que explique por qué razón están viniendo hacia acá y no hacia los bancos de al lado o a los techos o a los árboles o a picar a andres calamaro en una plaza como toda paloma sagaz, pero no, no hay nada. Las tipas estacionan en circulo, me dejan en el medio y me miran, te juro por dios, me miran las ochenta y siete y yo, que quiero deprimirme en paz y sin ningún ave acechadora cerca, agarro la cartera y la muevo en dirección a ellas como buscando un cigarrillo pero intentando espantarlas disimuladamente. Nada. Las muy hijas de re mil putas están como petrificadas. Hijas de re mil putas, pienso. El chico que me miró dos veces pasa de largo, observando la situación y sonriendo cínicamente. Hijo de re mil putas, pienso. Saco un boleto de la cartera y lo hago bolita, se lo tiro a una para que se espante y en vez de salir volando se le acerca al papel como inspeccionándolo, tal vez pensando que es maíz. Saco entonces el celular y pongo el sonido irritante de la alarma que uso de despertador, subo el volúmen al máximo y se lo acerco a algunas. Nada. Sólo logré una muequita de una, que miró a su compañera como diciendo “oh, escucha, este sonido suena como el maíz en primavera”. Puteo a dios. Me pregunto si mi peinado no se parecerá al de la mujer paloma de Home Alone o si habré tenido un accidente del cual no soy consciente y las palomas han venido a picarme para salvarme y convertirme en la heroína bigbirdwoman, PONELE. Pero no, no me picotean, solamente están ahí con sus miradas intimidantes porque, claro, encima te analizan de perfil. Tengo que hacer algo. Miro hacia un costado, miro hacia el otro: nadie cerca. Me quedo inmóvil diez segundos aproximadamente y finalmente me levanto completamente poseída y con los ojos tipo lentes de contacto de Silvia Suller en lo de Susana Gimenez y les digo en voz baja, sacudiendo los brazos, agitando las piernas y mirando a cuanta puedo a los ojos (sin perder en ningún momento la elegancia y femineidad que me caracterizan, por supuesto): HIJA DE RE MIL PUTAS LA PUTA QUE TE RE MIL PARIO OJALA QUE TE COMAN LOS GATOS HASTA DEJARTE SIN PLUMAS TURRA POR QUÈ NO TE VAS A PEDIR MAÍZ A LANÚS SI TENÈS HUEVOS CARA DE GORRIÓN. Y hecho esto, sorprendidas se retiran escandalosamente en una misma dirección. Me siento nuevamente saboreando la victoria cuando cinco minutos después, es decir, justo cuando acabo de prender el cigarrillo, vuelven. Le guiño un ojo y le levanto el pulgar a dios. Las miro, me miran. Les muestro la cartera y les digo que no tengo maíz. Les digo que se vayan o las quemo, acto seguido les muestro, desafiante, el cigarro. Las quemo, ¿ven? las quemo, repito. Pero las minas NI MÚ. Una atrevida me enfrenta, da dos pasos y se me para enfrente. Me lanza una mirada de perfil. Yo le doy una seca al cigarrillo, me levanto y repito mi discurso y mis refinados movimientos, esta vez con más énfasis y prendiendo y apagando el encendedor en dirección a ellas. Entonces veo a un hombre mirándome desde dentro de un café y con cara de estar pensando “qué carajo está haciendo esa gorda loca y por qué tiene ese peinado tan la mina de las palomas de mi pobre angelito”. Me quedo en shock por cinco segundos: ¿mi pelo se ve así posta? y luego miro a mi alrededor. Las pocas palomas que distingo vuelan alejándose. Y me quemé un dedo. Y me acordé de esa escena de Delicatessen en la que el sensor de pelotudeces empieza a sonar cuando el carnicero dice “la vida es bella”. Igual a mi la vida me encanta, sólo que la veo a través de la lente de la cámara de Ricky Fitts, el adolescente que filma bolsas y se las muestra a la chica de Casper en la película esa que actúa el de belleza americana.

2.12.06

¤

Y pensar que esta noche mientras ustedes esten con sus amigos tomando cerveza y conociendo gente yo voy a estar bailando Palito Ortega con cincuentones borrachos. Lo que es la vida ¿no?