30.12.07

Y de bronce labrar tu pasado.

Las pibas de mi trabajo son un espectáculo. A mi me tildan -con evidente perspicacia- de rarita porque no hablo lo suficiente, porque casi ni me maquillo, porque no me pongo remeras escotadas para estar en el claustro y no sólo eso sino que piensan que niego mi condición de fémina porque no me interesa ser partícipe de mirarles el orto mientras se cambian para emitir luego una opinión respecto del tratamiento estético contra las estrías y la concha de tu madre. Está bien, yo seré una suerte de actitud Mercedes Sosa en el trabajo y sí, bueno, alguna vez habré pensado "apa" cuando me vi reflejada en el espejo de aquella vidriera, pero, chabonos, ¿nadie conoce la depresión laboral? (?) ni ganas de maquillarme, ni ganas de arreglarme, ni ganas de peinarme, ni ganas de ir, ni ganas de verlas, ni ganas de trabajar. Y las cosas que piensan estas minas solo para negarse que hay un ser vivo en el mundo al cual no le interesa mirarles el orto me resulta desesperante. Y los únicos tres pibes piensan lo mismo, porque tampoco los miro y cuando lo hago es sólo para compadecerme de los CLARITOS horribles que tienen en la cabeza. Mi vida laboral es un espanto y por si fuera poco, hoy entraron remeras de Astroboy y TODOS CREEN QUE ES GOKÚ, por mas del estampado ENORME que dice Astroboy. Para que se den una vaga idea de lo que tengo que soportar (?). Creo que la próxima vez que se me ocurra armar un libro me voy a ir a prostituir a Mar de Las Pampas.


Mar de Las Pampas (según su web) (?)

Y yo sé que quizás los últimos posteos, incluído este, tienen una suerte de aura cargada de energía negativa, pero bueno, mueran (?). Hay cosas peores en la vida como por ejemplo mi compañero de trabajo; en adelante, Forro. Forro entró unos días después que yo y nos odiamos desde el primer momento, cosa que no me había pasado jamás con nadie, o al menos no tan instantáneamente. Porque mal que me pese y por mucho que me cueste admitirlo, yo los temas de Marcela Morelo en las fiestas de la primaria los cantaba. Pero esto fue magia pura, un odio sellado desde antes, incluso, del "hola, yo soy Forro - quihacé, yo soy n." (claro, de la presentación, captás) (?). Y si bien al momento de conocerlo pensé que tal vez estaba proyectando toda la ira de mis primeros días en él y que esa sensación de rechazo que sentía era únicamente producto de eso, después me di cuenta de que no. Después me di cuenta de que ese odio, de que ese agujero oscuro plasmado en el universo de la tolerancia existía y que no sólo era real sino recíproco. Y yo les juro, queridos, les juro que traté de hacer todo lo más ameno posible, pero este engendro de satanás hasta se esfuerza por demostrarme que no me banca, lo cual es absolutamente innecesario dado el grado de evidencia que utiliza en cada mueca, en cada gesto, en ese tonito de voz. Pero a él no le basta, no. Él tiene que decir cosas como las que relataré a continuación. Sentaos cerca del fuego, amiguitos. Sentaos que esta será una larga noche. Y tu, joy. Tráeme un whisky en las rocas, cariño.

Lo primero que debo aclarar es que mi puesto es de re po sitora. Aunque a decir verdad, nunca repongo nada pues me tienen encerrada en un claustro lúgubre y oscuro lleno de ropas (me niego, me niego rotundamente a decir "prenda") en el que, como ya les conté a algunos, me paso la jornada acariciando sugestivamente una foto de Robert Smith mientras esbozo un imperceptible "my prrrrrrrecious" y, de vez en cuando, me asomo a la luz para lanzar violentamente las ropas que los vendedores reclaman al grito de "esclava, pasame la bermuda really happy smile URGENTE o te mato a tu familia". Pues bien, Forro es uno de estos vendedores con delirios de oligarca sin corazón que alimenta mi úlcera biótica día a día (estooooy rodeeeeáado de fooorros vinaaagres, todo al ré de dooor) (?) y que viven apurados ¡PUES! cuanto más tardo en encontrarle la ropa, más se inquieta el cliente, por ende más se exaspera Forro, ¡PUES! si el cliente no compra, él no gana la comisión mediocre de la venta. Ahora bien, cuando alguno pide alguna ropa, pueden pasar tres cosas.

1- Que la encuentre.

2- Que no haya más.

3- Que no la encuentre y, ante un solemne acto de rebeldía, mienta diciendo que no hay más. Cosa que por Forro hago muy a menudo.

Asi que si la encuentro, Forro, tal vez, agradece. Pero, en cambio, si no la encuentro o no hay más, este cínico trastornado grita "¡la concha de dios!" como si de una tragedia a nivel mundial se tratase. Quiero decir, yo gritaría así y peor si llego a mi casa y me dicen que Palo Pandolfo pasó a saludar y se acaba de ir, PONELE. La cuestión es que la primera vez que lo gritó, yo contesté "¡La concha de dios, que estamos unidos!" y claro que no esperaba una respuesta porque lo mio fue más bien un impulso simpático (?) peeeero resulta que este telemarketer frustrado y siniestro me contesta "cualquiera lo de estados unidos". Aquí, la continuación guionada:

F: cualquiera lo de estados unidos.
n: nooo, estamos unidos. ¿no viste, la canción?
F: ¿qué canción?
n: ¡la concha de dios! (?)
F: ¿eh? ¿qué pasó?
n: la canción, Forro. A vos amigo.
F: yo no soy tu amigo.
n: ¿?
F: de onda.
n: ...


Y cerró la puerta de un golpazo (que escuché desde el claustro, verán, pues esta conversación no fue cara a cara). Ahora, ¿ustedes entienden por lo que tengo que pasar? es desesperante. Y esto no es nada: si vuelvo a escuchar la versión remixada de The Wall al menos tres veces más antes de fin de año armo un arco con perchas y le lanzo un lápiz en el ojo a algún cliente. En serio. Si no fuese porque estoy desesperada por producir cosas muy secretas y geniales (?) que requieren el presupuesto que el tráfico de orégano no me da, creo que sería capaz de hacerlo, aunque dudo que tenga el talento suficiente como para armar un arco con perchas sin haber visto antes un capítulo didáctico de Mc Gyver. Y ahora adiós, tengo un dibujito que terminar. ¡Pero antes! y como digo siempre (?) escuchen la canción La Balada, de La Cuca, o mañana los va a pisar el tren de las nubes y si bien van a sobrevivir, luego sufrirán una infección post-traumática en la garganta que les dejará el timbre de voz de Mirtha Legrand. Estas fueron las noticias. CHAU.

8.12.07

Jerry Jerry ¿...qué sabes?

Che que al haber entrado a este blog hayan leído "sólo para invitados" no necesariamente significa que yo haya privado a algunos de leer estas giladas, oigan. El problema es que si querés cerrar tu blog por un tiempo, blogger no da opción a clausurarlo momentaneamente, verán. Asi que si querés taparlo con una sabanita sin destruirlo hay que elegir "sólo para invitados" lo cual es desesperante, pues yo no quiero invitar a nadie, solo lo quiero clausurar ¿qué injusto, ah? Igual agradezco a todos los que me putearon sólo porque no los había invitado (?) y a los que me dijeron "ehh che el blogazo ehh" y a todos los albañiles maravillosos que me gritaron cosas como "pero quéeleeeenda" en el transcurso de estos últimos añitos. Gracias, me levantaron el ánimo. Tontitas.


Y bueno sí, yo militaré a favor del humor (?) pero a veces estás en tu casa tomando mate y leyendo "la construcción social de la realidad*" y de repente ¡pum! te tocan el timbre y cuando abrís la puerta encontrás una caja misteriosa a la que llamaremos, por qué no, "desgracia" y mirás para un lado, y para el otro, y para el otro, y para el otro, y para el otro y no, no hay nadie. Sólo se escucha, a lo lejos, una suerte de voz en off que sólo dice una frase: "jó, jó, jóo.. felíz navidad" y mirás hacia la luna y sí, allá está... ¿lo ves? exacto. Un cráter. ¿Confuso? TAL CUAL.

Asi que ahí estaba yo, contemplando el contenido de la caja y llegué a la conclusión de que no, de que sí, de que quizás hay cosas con las que no, viste, que no, que la caja está hecha con policarbonato y cartón termoplástico (?) y destruirla no se puede asi que echale un vinazo y tomatelo con SODITA, que es así, que los montruos no existen y la muerte sí. Aunque a decir verdad yo tengo otras teorías, empezando por la noche de los tiempos y que lo que no existe, existe y finalizando con algo así como que a veces el paisaje se pone monótono, a veces es un vendaval (?). Y vuelvo a decir que todo es simbolico, que involución evolución, que esta noche será fea, que pronostican algo así como cincuenta y ocho grados de sensacion termica para las once de la noche, qué espanto por dios santo y la virgen de estocolmo antiguo SE SUPONE QUE ESTAMOS EN PRIMAVERA NO EN TUNA EL GEBEL.

"y bué";(?).

Lo que estoy queriendo decir es que chau.

12.7.07

Humor para entendidos

Me siento, sola, en uno de esos bancos verdes o rojos que están frente al río en Puerto Madero. Reflexiono sobre mi vida y mi cabeza gravemente retorcida. Deslizo injurias mentales, puteo a dios, a su hijo, a los tipos estos, los ¿reyes magos? y a toda esa camada de hijos de puta pro barba. Pienso en hacer la Alfonsina de bajo presupuesto: cruzar la barandita que me separa del río, tirarme y dejarme llevar por la corriente hasta desembocar en el Parque de la Costa, ya que con mi suerte seguro que apenas llego se desprende el samba y no sólo no me aplasta el juego en sí sino el treintañero boludón que tenía miedo de subirse y al final se mandó, y que obviamente también muere por por supuesto haberle hecho caso a su instinto. Pienso también que el chico que se está acercando me miró dos veces. Lo miro, me mira y lleva su vista hacia el cielo. Sigo sus ojos, levanto la mirada y veo un séquito de ochenta y siete palomas volando en dirección hacia mi con cara de desquiciadas y haciendo soniditos guturales amanezantes y violentos; abandonando toda clase de elegancia que cualquier paloma de semejante zona debiera ostentar. Claro, entendés, o sea, tipo, las palomas de Puerto Madero no vuelan, tipo... levitan con originalidad. Miro entonces a mi alrededor esperando encontrar restos de maíz o pan o alguna de esas cosas que les tira la gente o no sé, algo que explique por qué razón están viniendo hacia acá y no hacia los bancos de al lado o a los techos o a los árboles o a picar a andres calamaro en una plaza como toda paloma sagaz, pero no, no hay nada. Las tipas estacionan en circulo, me dejan en el medio y me miran, te juro por dios, me miran las ochenta y siete y yo, que quiero deprimirme en paz y sin ningún ave acechadora cerca, agarro la cartera y la muevo en dirección a ellas como buscando un cigarrillo pero intentando espantarlas disimuladamente. Nada. Las muy hijas de re mil putas están como petrificadas. Hijas de re mil putas, pienso. El chico que me miró dos veces pasa de largo, observando la situación y sonriendo cínicamente. Hijo de re mil putas, pienso. Saco un boleto de la cartera y lo hago bolita, se lo tiro a una para que se espante y en vez de salir volando se le acerca al papel como inspeccionándolo, tal vez pensando que es maíz. Saco entonces el celular y pongo el sonido irritante de la alarma que uso de despertador, subo el volúmen al máximo y se lo acerco a algunas. Nada. Sólo logré una muequita de una, que miró a su compañera como diciendo “oh, escucha, este sonido suena como el maíz en primavera”. Puteo a dios. Me pregunto si mi peinado no se parecerá al de la mujer paloma de Home Alone o si habré tenido un accidente del cual no soy consciente y las palomas han venido a picarme para salvarme y convertirme en la heroína bigbirdwoman, PONELE. Pero no, no me picotean, solamente están ahí con sus miradas intimidantes porque, claro, encima te analizan de perfil. Tengo que hacer algo. Miro hacia un costado, miro hacia el otro: nadie cerca. Me quedo inmóvil diez segundos aproximadamente y finalmente me levanto completamente poseída y con los ojos tipo lentes de contacto de Silvia Suller en lo de Susana Gimenez y les digo en voz baja, sacudiendo los brazos, agitando las piernas y mirando a cuanta puedo a los ojos (sin perder en ningún momento la elegancia y femineidad que me caracterizan, por supuesto): HIJA DE RE MIL PUTAS LA PUTA QUE TE RE MIL PARIO OJALA QUE TE COMAN LOS GATOS HASTA DEJARTE SIN PLUMAS TURRA POR QUÈ NO TE VAS A PEDIR MAÍZ A LANÚS SI TENÈS HUEVOS CARA DE GORRIÓN. Y hecho esto, sorprendidas se retiran escandalosamente en una misma dirección. Me siento nuevamente saboreando la victoria cuando cinco minutos después, es decir, justo cuando acabo de prender el cigarrillo, vuelven. Le guiño un ojo y le levanto el pulgar a dios. Las miro, me miran. Les muestro la cartera y les digo que no tengo maíz. Les digo que se vayan o las quemo, acto seguido les muestro, desafiante, el cigarro. Las quemo, ¿ven? las quemo, repito. Pero las minas NI MÚ. Una atrevida me enfrenta, da dos pasos y se me para enfrente. Me lanza una mirada de perfil. Yo le doy una seca al cigarrillo, me levanto y repito mi discurso y mis refinados movimientos, esta vez con más énfasis y prendiendo y apagando el encendedor en dirección a ellas. Entonces veo a un hombre mirándome desde dentro de un café y con cara de estar pensando “qué carajo está haciendo esa gorda loca y por qué tiene ese peinado tan la mina de las palomas de mi pobre angelito”. Me quedo en shock por cinco segundos: ¿mi pelo se ve así posta? y luego miro a mi alrededor. Las pocas palomas que distingo vuelan alejándose. Y me quemé un dedo. Y me acordé de esa escena de Delicatessen en la que el sensor de pelotudeces empieza a sonar cuando el carnicero dice “la vida es bella”. Igual a mi la vida me encanta, sólo que la veo a través de la lente de la cámara de Ricky Fitts, el adolescente que filma bolsas y se las muestra a la chica de Casper en la película esa que actúa el de belleza americana.

19.5.07

¤


Vigila quien llama.

¿Nunca les pasó eso de tener una idea maravillosa y totalmente innovadora para una historia, y luego se sientan en la computadora días enteros a escribirla y cuando finalmente la terminan, le comentan a algún confidente acerca de la idea que tuvieron (sin confesarle que ya está escrita) y entonces su escucha les dice “pero pelotudo, eso es igual a Scream”? ...¿no les pasó? Bueno, a mi tampoco, y además mirá que hay que ser pelotudo como para pensar que la historia de una película como Scream puede llegar a ser innovadora. Hablando de Scream, el otro día vi una película dirigida por el mismo director, Wes Craven, que se llama “Carnaval de Terror”, más conocida como no la mires a no ser que tengas ganas de agarrarte gangrena ocular.

1.5.07

Lucía.

Cuando me senté en las escaleras de la entrada del pabellón II de Ciudad Universitaria y puse a los Beatles en el mp3, me acordé del día en que me fui a la playa sola y me senté a mirar el mar con Lucy in the sky with diamonds de fondo. Y me acordé del perro que me vino a ladrar y a mostrarme los dientes justo en la parte que dice “waaaiting to taaake youu aaawaaaay...”. Y me acordé de cómo me metí al agua en zapatillas para que ese perro desgraciadamente violento se alejara. Y me acordé de cómo no sirvió de nada, porque el tipo no le tenía miedo al agua y se metió atrás mio. Y me acordé de cómo salí del agua y de la bronca que me dió que el perro no me siguiera y se quedara, en cambio, ladrandole a un pedazo de madera que trajo una ola.

dos de dos

No se quien me cae peor, si la gente que vive quejándose de todo, o la gente que vive sobreactuadamente alegre.

28.4.07

Pasión de cibernautas.

A veces creo que los nicks del messenger son como las publicidades de las tiras de televisión: seguís el hilo de la novela pero nunca te adentrás en la historia.

Che...

¿Alguna vez intentaron hacer una lista de todas las películas que vieron en sus vidas? Yo, quizás con un poco de vergüenza, admito que sí. Y que la terminé el mismo día que me echaron del trabajo. Y que me olvidé de guardarla, lo mismo que un cuento que había escrito en, por qué no, mi hora de almuerzo. También perdí un par de tiras intentodecómic que había hecho en paint, y un par de posteos más que prescindibles destinados a este blog. Eso sí, me afané un cuaderno, una lapicera y un par de clips. Y le escribí una carta re amorosa a mi jefe, soy patética.

27.4.07

Arriba esas palmas

El otro día conocí a un tipo que después de decir algo estiraba el brazo derecho, dejaba su mano a la altura de su cara, inclinaba su palma 90 grados y, mientras que con su mano izquierda se peinaba las cejas y se acariciaba la cara, utilizaba aquella otra palma alzada como espejo: se miraba, arqueaba una ceja y se repetía a si mismo “estoy perfecto”.