Las pibas de mi trabajo son un espectáculo. A mi me tildan -con evidente perspicacia- de rarita porque no hablo lo suficiente, porque casi ni me maquillo, porque no me pongo remeras escotadas para estar en el claustro y no sólo eso sino que piensan que niego mi condición de fémina porque no me interesa ser partícipe de mirarles el orto mientras se cambian para emitir luego una opinión respecto del tratamiento estético contra las estrías y la concha de tu madre. Está bien, yo seré una suerte de actitud Mercedes Sosa en el trabajo y sí, bueno, alguna vez habré pensado "apa" cuando me vi reflejada en el espejo de aquella vidriera, pero, chabonos, ¿nadie conoce la depresión laboral? (?) ni ganas de maquillarme, ni ganas de arreglarme, ni ganas de peinarme, ni ganas de ir, ni ganas de verlas, ni ganas de trabajar. Y las cosas que piensan estas minas solo para negarse que hay un ser vivo en el mundo al cual no le interesa mirarles el orto me resulta desesperante. Y los únicos tres pibes piensan lo mismo, porque tampoco los miro y cuando lo hago es sólo para compadecerme de los CLARITOS horribles que tienen en la cabeza. Mi vida laboral es un espanto y por si fuera poco, hoy entraron remeras de Astroboy y TODOS CREEN QUE ES GOKÚ, por mas del estampado ENORME que dice Astroboy. Para que se den una vaga idea de lo que tengo que soportar (?). Creo que la próxima vez que se me ocurra armar un libro me voy a ir a prostituir a Mar de Las Pampas.

Y yo sé que quizás los últimos posteos, incluído este, tienen una suerte de aura cargada de energía negativa, pero bueno, mueran (?). Hay cosas peores en la vida como por ejemplo mi compañero de trabajo; en adelante, Forro. Forro entró unos días después que yo y nos odiamos desde el primer momento, cosa que no me había pasado jamás con nadie, o al menos no tan instantáneamente. Porque mal que me pese y por mucho que me cueste admitirlo, yo los temas de Marcela Morelo en las fiestas de la primaria los cantaba. Pero esto fue magia pura, un odio sellado desde antes, incluso, del "hola, yo soy Forro - quihacé, yo soy n." (claro, de la presentación, captás) (?). Y si bien al momento de conocerlo pensé que tal vez estaba proyectando toda la ira de mis primeros días en él y que esa sensación de rechazo que sentía era únicamente producto de eso, después me di cuenta de que no. Después me di cuenta de que ese odio, de que ese agujero oscuro plasmado en el universo de la tolerancia existía y que no sólo era real sino recíproco. Y yo les juro, queridos, les juro que traté de hacer todo lo más ameno posible, pero este engendro de satanás hasta se esfuerza por demostrarme que no me banca, lo cual es absolutamente innecesario dado el grado de evidencia que utiliza en cada mueca, en cada gesto, en ese tonito de voz. Pero a él no le basta, no. Él tiene que decir cosas como las que relataré a continuación. Sentaos cerca del fuego, amiguitos. Sentaos que esta será una larga noche. Y tu, joy. Tráeme un whisky en las rocas, cariño.
Lo primero que debo aclarar es que mi puesto es de re po sitora. Aunque a decir verdad, nunca repongo nada pues me tienen encerrada en un claustro lúgubre y oscuro lleno de ropas (me niego, me niego rotundamente a decir "prenda") en el que, como ya les conté a algunos, me paso la jornada acariciando sugestivamente una foto de Robert Smith mientras esbozo un imperceptible "my prrrrrrrecious" y, de vez en cuando, me asomo a la luz para lanzar violentamente las ropas que los vendedores reclaman al grito de "esclava, pasame la bermuda really happy smile URGENTE o te mato a tu familia". Pues bien, Forro es uno de estos vendedores con delirios de oligarca sin corazón que alimenta mi úlcera biótica día a día (estooooy rodeeeeáado de fooorros vinaaagres, todo al ré de dooor) (?) y que viven apurados ¡PUES! cuanto más tardo en encontrarle la ropa, más se inquieta el cliente, por ende más se exaspera Forro, ¡PUES! si el cliente no compra, él no gana la comisión mediocre de la venta. Ahora bien, cuando alguno pide alguna ropa, pueden pasar tres cosas.
1- Que la encuentre.
2- Que no haya más.
3- Que no la encuentre y, ante un solemne acto de rebeldía, mienta diciendo que no hay más. Cosa que por Forro hago muy a menudo.
Asi que si la encuentro, Forro, tal vez, agradece. Pero, en cambio, si no la encuentro o no hay más, este cínico trastornado grita "¡la concha de dios!" como si de una tragedia a nivel mundial se tratase. Quiero decir, yo gritaría así y peor si llego a mi casa y me dicen que Palo Pandolfo pasó a saludar y se acaba de ir, PONELE. La cuestión es que la primera vez que lo gritó, yo contesté "¡La concha de dios, que estamos unidos!" y claro que no esperaba una respuesta porque lo mio fue más bien un impulso simpático (?) peeeero resulta que este telemarketer frustrado y siniestro me contesta "cualquiera lo de estados unidos". Aquí, la continuación guionada:
F: cualquiera lo de estados unidos.
n: nooo, estamos unidos. ¿no viste, la canción?
F: ¿qué canción?
n: ¡la concha de dios! (?)
F: ¿eh? ¿qué pasó?
n: la canción, Forro. A vos amigo.
F: yo no soy tu amigo.
n: ¿?
F: de onda.
n: ...
Y cerró la puerta de un golpazo (que escuché desde el claustro, verán, pues esta conversación no fue cara a cara). Ahora, ¿ustedes entienden por lo que tengo que pasar? es desesperante. Y esto no es nada: si vuelvo a escuchar la versión remixada de The Wall al menos tres veces más antes de fin de año armo un arco con perchas y le lanzo un lápiz en el ojo a algún cliente. En serio. Si no fuese porque estoy desesperada por producir cosas muy secretas y geniales (?) que requieren el presupuesto que el tráfico de orégano no me da, creo que sería capaz de hacerlo, aunque dudo que tenga el talento suficiente como para armar un arco con perchas sin haber visto antes un capítulo didáctico de Mc Gyver. Y ahora adiós, tengo un dibujito que terminar. ¡Pero antes! y como digo siempre (?) escuchen la canción La Balada, de La Cuca, o mañana los va a pisar el tren de las nubes y si bien van a sobrevivir, luego sufrirán una infección post-traumática en la garganta que les dejará el timbre de voz de Mirtha Legrand. Estas fueron las noticias. CHAU.