y esto, queridos, es lo que llamamos "excelente ambiente laboral" en una marca textil de primera línea.
Yo me río igual (de ellos, naturalmente) pues soy muy mala. Ahora enderezate y besa mi nuevo piercing nemo.
cuando yo, recostada en la camilla, le comentaba la taquicardia en aumento que sentía y mi clara certeza de que moriría en unos instantes. Pero él, haciendo oídos sordos a mi presagio fatalista, sólo se limitó a decir de manera angustiosamente cálida “Tranquila, no pasa nada. Si hasta dejaste de tener la cara violácea y todo. A ver…” Acto seguido buscó, con una lentitud bastante cínica, el tensiómetro. Y justo justo ¡justo! cuando estaba empezando a tomarme la presión, aparté al médico de un golpe algo violento y busqué el tacho de basura nuevamente. Ah, sí. Aún tenía un esqueleto que vomitar (?).
Naturalmente, cuando terminé lo mio hice otro chiste cuyo remate consistía en señalar el balde y arquear una ceja (?) pero no llegué a hacerlo pues el médico no sonrió, ni por incomodidad siquiera, en ningún momento. Asi que mientras él me decía que la presión estaba bien y que todo era culpa de una intoxicación, la enfermera me aplicaba una inyección “para cortar el vómito”. Y hasta que esa cosa no empezara a hacer efecto yo tenía que quedarme ahí. Y si iba a quedarme ahí, tenía que conversar con el médico (según él, al menos) y yo, que sólo quería dormir mínimamente 72 horas, tuve que soportar una suerte de discurso “el arte te desnutre, la raza inteligente estudia medicina, abogacía o técnico en electrónica” dictado por este mimo frustrado.
En definitiva, a la media hora salí corriendo y me fui a mi casa a dormir. Esa noche soñé que me despertaba siendo zombie y que iba de manera inmediata a ingerir de forma bestial el cerebro del portero de mi edificio. Luego me levanté, y ya mejor, me hice un té.
Una semana después en medio de una situación bastante patética en la que me encontraba en un lugar ahí afuera un día de semana a las tres o cuatro de la mañana esperando andá a saber a quien o qué, al parecer tomé bastante frío (no me abrigo mucho en invierno, no uso paraguas y no me despego de mi mochila, escucho cumbia tengo 22 años y le mando un saludo a todos los que te conocen), ya que al día siguiente me desperté con un leve dolorcito de garganta. Y como la mayoría de las abuelas de este mundo saben, todo problema físico que empiece en diminutivo terminará siendo una tormenta brutal de medicamentos que usted preferiría no ingerir.
…O tal vez no sea tan grave. Pero los diminutivos nunca insisto NUNCA avecinan nada bueno. Y lo mio fue un dolorcito muy leve; casi imperceptible, un malestar inclusive.
…Que al día siguiente se agudizó. Y al otro. Y para el cuarto día ya tenía 37 y dos rayitas, ergo: los primeros síntomas de una gripe imperial (?).
Bah, no fue para tanto. Pero acá entra en escena el segundo doctor del mes, que me diagnosticó faringitis y un remedio cuyo nombre no recuerdo (no así su tamaño: las pastillas más imponentes que había visto jamás). Pero se ve que la efectividad de las cosas esas eran inversamente proporcional a su tamaño puesto que no me hicieron un carajo y acá entraría el tercer doctor, que vino hoy y me dijo textualmente que “esas pastillas no sirven para un carajo” y me dio otras, por lo que en este momento y después de haber mezclado tanta pastilla me siento en una nube de sensaciones bastante apetecible (?)
En fin, tengo una larga lista de películas que vi en estos días pero como no tengo tiempo de resumirlas a todas porque justamente tengo otra película que ver titulada “parada mortal” que seguramente será una mierda, sólo les digo que Frontiere(s), dirigida por Xavier Gens, es una de las que más me gustó de esta última tanda de terror que miré. Sangrienta, desagradable, tensionante y con historia. ¿Qué mas queré? ¿La tapa, la tapa queré?
¿Querías cumbia? TOMÁ.
EA conseguí mi entrada y fui feliz y resulta que salí del trabajo, llegué a mi casa, me cambié, me tomé un ferneto y salí para allá. Subí al colectivo con dos horas de anticipación a la hora en que realmente debería haberlo tomado. ¿Estoy demente? Tal vez. ¿Sabés que pasa? Yo soy una persona a la que, si tiene que llegar a las diez de la noche a algún lugar cuyo viaje no exige más de media hora, le pueden pasar dos cosas:
-Salir a las cinco de la tarde y que dos cuadras después de haber subido al colectivo el chofer tenga que parar abruptamente cuando se encuentre con Ricky Martin haciendo un recital para ayudar a los niños enfermos de África a los que casualmente les dio meningitis justo cuando él empezó la promoción de su nuevo disco; el mismo que decidió presentar por sorpresa en el medio de la ruta luego de que Macri le diera su aprobación al evento porque “apoyamos la idea de difundir la cultura internacional en nuestro país, tengamos o no que cortar la General Paz por esta causa”. En consecuencia no sólo llego tarde sino que no llego en absoluto pues muero luego de que un grupo de fans del latin lover autodenominado “Las menudas te amarán” me destripen con los palos de sus banderas por haberme referido a su ídolo como “inoportuno hijo de re mil putas”.
-Salir a las nueve, y que pase lo mismo.
Pero nada de esto sucedió ni a los dos cuadras, ni a las veinte, ni a las cuarenta
…ni tampoco dos paradas después de aquella en la que debería haberme bajado.
Menudo rollo ese de no sacar la vista de la ventana ni siquiera para posarla en el cartel de las calles ¿eh? ¡pero áh, ch ch! recuerden que tenía bastante tiempo a mi favor asi que caminé esas cuadritas de más tan tranquila y, al llegar, me encontré únicamente con tres o cuatro personas que habían llegado aún antes que yo y que me informaron que efectivamente esa era la fila para Massacre Palestina mi amor te doy un besito tomá. Asi que me planté contra la pared a mirar a la gente que pasaba caminando, y a la gente que pasaba en los colectivos, y a la gente de la fila, y a la gente del canal, y a un pobre chico que tenía la moto estacionada en la vereda y que no me acuerdo por qué razón tuvo que hacer varias maniobras para bajarla a la calle (captó la atención de la fila cuando empezó a blasfemar en volumen alto) así que todos lo mirábamos a la espera de que lo lograra, hecho que evidentemente lo puso bastante nervioso puesto que en determinado momento y después de varios intentos fallidos, agarró el volante y lo agitó desesperado al grito de “dale la concha de tu madre”, orden divina que generó una respuesta automática del móvil, que sorprendentemente se dejó deslizar hasta el cordón, arrancando en cuestión de segundos. (Play a la apertura de Baywatch y zoom out al motoquero yéndose, triunfante).
Así pasó el lindo momento de la espera, hasta que finalmente empezamos a entrar y a la hora de llegar al estudio lo hice con unas palpitaciones enormes que, supongo, no fueron causadas (en su totalidad, al menos) por la ansiedad pre recital, sino por el esfuerzo físico que requirió subir dos pisos por escalera para llegar ahí. Quiero decir los escalones eran realmente enormes, y el arquitecto que las diseñó un cínico perverso con delirios de proxeneta austríaco. Asi que cuando entramos me encontré con un escenario que estaba ahí, ahí nomás. Y con una valla que lo rodeaba que también estaba ahí, ahí nomás. Y con una suerte de gradas a las que la gente, para mi sorpresa, fue directamente a sentarse, aún habiendo un espacio considerable entre la valla y los escalones como para ver el recital un poco más de cerca. ¿Qué hice entonces? Poner cara de confusión e ir a sentarme, por supuesto. Pero se ve que el chico que se sentó al lado mío percibió mi desconcierto porque enseguida después de acomodarse me miró y dijo “che, ¿qué pasa? ¿…no se puede ir a las vallas?” (!) a lo que contesté que no sabía, que no había nadie a quien preguntarle asi que se levantó, me hizo señas para que lo acompañara y nos fuimos para el escenario “total si no se puede estar acá nos van a venir a sacar” dijo. Y nos quedamos ahí, en frente del micrófono, y de repente la gente se empezó a levantar hasta que ese espacio se llenó y unos quince minutos después ya aparecían los Massacre abriendo con La octava maravilla, Wallas desfilando con sus calzas de leopardo y los de seguridad haciendo su mayor esfuerzo porque la valla no se fuera al turbulento carajo.
Parte I: No me toqués el aro no me toqués.
Yo estaba confiada en que la gente no iba a DESCONTROLAR en un espacio tan chiquito así que me quedé ahí, aferrada a la valla y en el medio del escenario, lugar próximo a aquel en que en los grandes, medios o pequeños estadios, canchas o antros de culto es conocido como “el ojo del huracán” “el purgatorio” “la boca de luzbel” o también “la zona liberada para el pogo inminente”. Pero esta no era la cancha de River. No, claro que no. Tampoco era Vélez. Ni ferro. Ni obras. Ni siquiera el Teatrito o un bar. ¡Esto era un estudio de la prestigiosa Crónica tv, fanáticos desequilibrados! ¡había madres y niños!... o tal vez no. Pero estaba yo, y esa es razón suficiente para quedarse tranquilito y dedicarse a contemplar mi belleza en silencio mientras Wallas me dedica “N, La Super Vedette” ¿captás? (?) Así que ahí se encontraba quien les habla, ingenua, coreando la octava tan feliz, cuando de repente el chico del que les conté me da una suerte de abrazo al grito de “guarda GUARDA ¡¡GUARDA!!” y yo, que no entendía nada, miré hacia mi izquierda y por encima del brazo de este ser divino pude observar el desplazamiento de una pierna ENORME que le dio en el brazo a él y que siguió de largo hasta estar así de cerca de la cara del de seguridad, que sostenía la valla en frente nuestro y que al ver la zapatilla a milímetros de su nariz, soltóse, agarró la pierna anónima y empezó a tironear hacia delante con los ojos inyectados en sangre, la vena de su yugular tomando dimensiones desorbitadas y la mentecata intención de arrastrar al flaco hacia él, molerlo a golpes y escupirle las zapatillas; sin pensar en ningún momento en que si la división se caía nos hacíamos mierda todos, en que el descontrol era una probabilidad y en consecuencia EL BARDO ni daba y principalmente sin pensar en que en el medio del tironeo hay una minita que casualmente SOY YO y que sólo quiere ver a Massacre EN PAZ por lo que, en el medio de todo esto que te cuento, miré hacia atrás y vi que si el de seguridad no lograba llevarlo del todo hacia delante era porque sus amigos lo estaban tironeando hacia el otro lado, logrando un retrato vivo de las más aberrantes torturas medievales (desgarro y consecuente desmembramiento de la víctima por medio del estiramiento de sus extremidades) asi que agarré la zapatilla del flaco, las manos del de seguridad y al último le dije que aflojara y lo soltara, que ya era todo muy lisérgico y medieval y se ve que el tipo o se conmovió o se cansó pero al final lo largó y volvió a lo suyo, todavía irritado y a las puteadas. Y yo fui feliz de nuevo.
…hasta que volvieron a hacer mosh otra vez y otra y otra y entonces me comí el roce de un codazo justo en el piercing nuevo, hecho que me partió de dolor porque el aro todavía no había cicatrizado y por ende el más mínimo contacto con un agente externo duele mucho, asi que solté la valla, yo, ¡a mi! a mi que ni siquiera ese gordo violento del pogo de Nativo logró correrme hacia ningún lado ¡yo! ¡yo que en pleno River lo tuve a Frusciante a un metro, mirandome a los ojos (?) mientras se hacía un punteo inolvidable, ¡YOOOOO! derrotada en un estudio de Crónica tv, yéndome para un costado al tiempo en que me tapaba la oreja y recitaba un triste “aia, ai, aia”.
PARTE II: Whisky.
La segunda parte fue simplemente genial. Por más de que el loquito extremo que no soltaba su cámara de fotos y que apuntaba todo el tiempo insisto TODO EL TIEMPO al escenario y sacaba sacaba sacaba fotos impunemente alzando el aparato en la medida justa como para cagarle bien la vista a los de atrás, por más de la presencia de ese freak desdichado y atroz, fui feliz. (Especialmente cuando el chico que estaba atrás suyo, ergo, al lado mío, lo encaró y le dijo algo así como “flaco ¿podes dejar de romper los huevos con esa cámara, o no te das cuenta de que no nos dejas ver a los que vinimos por la banda?” a lo que el freak contestó con un siniestro guiño de ojos, y se corrió un toque para allá así que pudimos seguir coexistiendo en paz, si bien a lo lejos todavía lo distinguíamos buscando a Wallas, sin parpadear, enfocando con una concentración digna de ajedrecista al que le acaban de cantar jaque y, si no me equivoco, hasta babeándose.
Finalmente el recital terminó y yo volví a mi casa, feliz. Aunque esta vez no me pasé de parada sino que me bajé una antes ¿no soy divina?
Vienen Zombies
Cambiando de tema, una de las semanas del mes pasado estuve bastante enferma y sin ir al claustro asi que tuve tiempo para aprovechar la compu nueva (la vieja yace en el museo social argentino esperando a ser exhibida como el objeto principal de la muestra “documentos nacionales de relevancia histórica en carácter tecnológico” cuya leyenda del detalle, según me comentaron, dirá algo así como “primera computadora en colgarse, aún estando apagada” y, como se imaginarán (?) una de las cosas que hice fue bajar películas indiscriminadamente e ingerir alimentos dulces en igual medida mientras me inmolaba al ver que aún después de abrir el Bloc de Notas, la computadora no sólo seguía funcionando sino que hasta cumplía mi petición (cierra este párrafo el ex Clark Kent, de civil, agitando un cartel de promoción de “Believe it or not!”) (A propósito, Pornography es menos depresivo que mirar ese programa un domingo a las dos de la tarde mientras se te cae un fideo frío en las piernas por masticar con la boca abierta).
Rec fue una de las primeras que vi. No había escuchado hablar de esta película y si me enteré que era de zombies fue porque lo decía el detalle del archivo, asi que dispuesta a encontrarme con el recital de “zombi”, una banda de cinco japoneses tocando midi pop en el sótano de una casa, delinquí. Y un rato después y después de haber visto los primeros minutos, decidí que podía resultar bastante interesante así que corrí a bajar la persiana, hacerme un té, correr el monitor hacia la cama, apagar las luces y dar PLEI.
Y fijate CHEVÓ que al final me terminó encantando. Claro que suelo tener cierta simpatía por las películas de zombies aunque más no sean una mierda enorme, porque el solo hecho de que se haga algo sobre los no personos me conmueve (?) pero Rec me gustó mucho, amén del cariño que estos seres desagradables del inframundo me puedan generar. Es española, está filmada con cámara en mano y se trata de un equipo de tv (periodista y camarógrafo) que van a cubrir durante toda una noche el trabajo de los bomberos de no me acuerdo qué barrio, asi que están ahí y de repente suena la alarma y tienen que ir a un lugar (!). Y no extiendo esta jugosa sinopsis porque siempre es más lindo no saber qué va a pasar. Y no extiendo este texto porque me aburrí. Chau.
Y yo, que no tengo ganas de volver al trabajo aún, decido, enternecida, detenerme un rato en aquel rincón para observar con nostalgia la fotografía descripta, y a la espera de que algo mágico, algo fantástico suceda al fin; algo como por ejemplo una cuadrilla de zombies hambrientos que no buscan alimentarse de cerebros humanos sino de botox rancio, saliendo de debajo de las escaleras mecánicas y marchando torpemente en busca de platinados rostros en descomposición. Pero no, no no no amiguitos. Esa clase de milagros no sucede en la viña del señor (?). Aparte imaginate que, de suceder, los zombies no sabrían discernir a sus compañeros de sus víctimas y terminarían comiéndose entre ellos mientras las minas estas les sacan fotos y dicen cosas como "y después dicen que no estamos en el primer mundo" "¡parece real!" "que buenos actores" "¿el manquito de allá se podrá comprar por internet?", etc. Sin embargo, queridísimos, presencio algo que si bien no incluye a seres fantásticos ni a duendes violentos ni a hadas mágicas, me llena el corazón de felicidad lo mismo, pues veo lo que os relataré a continuación. Y vosotros imaginaos, mientras entinto mi pluma, a los mas dulces villancicos sonando de fondo.
*La disminución de la letra es inversamente proporcional al comienzo de un llanto desequilibrado y colectivo.
PN(levantandose del trono): ¡Jó jó jó amiguitos! ¡Papa Noel se irá un ratillo y ahora vuelve! ¡Jó jó jó!
Ejército: ¡nooooo, nooooo! ¡quedate Papa Noel! ¡quedaaaaaate no te vayaaaaaaaaasss...
PN: ¡No, no lloren niños! ahora vengo, Papá Noel tiene que ir al baño, jójójó, hace mucho que estoy aquí sentado y me duele la espalda, ustedes son muchos! ¡Já jé jó! ¡...que chicos inquietos! a ver, vos, niño, dejame pasar por favor
Soldado Pablito: ¡No, no te dejo! ¡abrazame! ¡ABRAZAME PAPA NOEL!
PN: Papá noel te va a abrazar cuando vuelva niño jó jó, jó.
SP: ¡no! PAPA NOEL ME VA A ABRAZAR AHORA
PN: ...no.
SP: PAPÁAAAAAAAAAAAAAAA, PAPA NOEL NO ME QUIERE ABRAZAAAaaaaaarrrrsskj
Padre de SP: Síiii ¡cómo no te va a abrazar! si Papá Noel sabe que estamos hace tres horitas esperando para que vos y todos estos chicos le den un abrazo de un segundo y medio ¡cómo se va a ir! jájá. Dale Papa Noel, dale un abrazo a Pablito.
PN: ...tengo que ir al baño, Papa Noel va al baño también ¿sabés? ¿sabes hace cuanto que estoy dando abrazos?
SP: ¡El abrazo a Pablito!
PdSP: Mirá, flaco. A mi la verdad me importa poco hace cuanto estás acá, yo lo que sé es que estoy hace tres horas y media, y a mi nadie me paga por esperar. No se si me entendés.
PN(sacando pecho): Me parece que el que no entiende sos vos.
PdSP: Pará un poquito, no quieras armar un escandalo acá en frente de los chicos.
SP: ¡Abrazo!
PN: Entonces déjame pasar.
PdSP (dirigiendose a esposa): Laura, agarrá a Pablito.
Laura(agarrando en brazos a SP): Marcelo controlate por favor que es una vergüenza, dejalo que vaya al baño que enseguida vuelve ¿o no, Papa Noel, que enseguida volves?
PN: Sí.
SP: Dejame puta quiero ir con papa noel soltameeeeeeeeee
PdSP: ¡PABLO! ¡qué es esa palabra!
SP: ¡Puta!
Laura: ¡Marcelo!
PdSP: ¡PABLO!
Y Papá Noel, aprovechando la situación, intentó escabullirse por entre los niños. Pero no olvidemos, queridísimos, que la fila de soldados diminutos lo rodeaba tres veces, y que los padres de los críos no sacaban la vista de encima del gordo.
Padre 2: ¡EH, SE ESCAPA PAPA NOEL!
Ejército: NOOOOOOOOOOOOOooooooo...
Ayudantas de PN: Jájájá miralo al boludo como se mete entre los pibes.
Entonces el padre de Pablito, respondiendo al aviso de su par, fue corriendo hacia donde Papa Noel y se le plantó en frente, decidido (?).
PdSP: Vos no te vas de acá sin darle un abrazo a mi hijo.
PN: ¿Quien está armando el escandalo?
PdSP: ¿Me oíste? no te vas de acá, flaco. NO TE VAS.
Y Papá Noel, con los ojos llenos de furia y ante la mirada atónita de madres, padres, ayudantas, un ejército de diez mil niños armados con el más agudo llanto y unas quince o veinte personas que pararon a mirar; ante la presencia de todos ellos y cargado por la más férrica ira... Papá Noel tomóse la barba Y QUITOSELA.
Este niño habría presenciado el hecho.
Se produjo entonces un silencio devastador que aquel falso Santa rompió de una manera poco adecuada, considerando que los padres querían matarlo hasta comerse la gomaespuma de su aparente panza, que las ayudantas ya se habían escabullido para avisarle a sus jefes y que los niños simplemente querían morir.
PN(acariciandose la barbilla, triunfante): Jó, Jó... Jó.
Acto seguido salieron Los Violadores de dentro del árbol de navidad, acomodaron los instrumentos y comenzaron a tocar en vivo su maravilloso hit Ultraviolento, que vendría a ser la canción que musicaliza esta escena. Porque, mis licántropos amigos, lo que se armó después de esa provocación es un material que Crónica tv aún lamenta haberse perdido: no sólo el padre de Pablito casi mata pero literalmente MATA a Papa Noel de un derechazo que grandes boxeadores gustarían ostentar, sino que el resto de los padres se dividió automáticamente en dos bandos: los que querían ayudar al padre de Pablito a matar cuanto antes a Papa Noel, y los que querían preservar la vida del gordo porque "por dios cómo van a matar a Papá Noel enfrente de los chicos". Porque, claro, imaginate que vos sos el más inocente niño y tu padre, que siempre te habló maravillas de Papá Noel, que siempre festejó contento los regalos que el gordo te traía, que te decía que él era su mejor amigo y que algún día te iba a llevar al polo norte a conocerlo... tu padre, ese mismo, ahora estaba deformandole la cara a golpes e induciendo también al gordo, mediante la imparable violencia física que lo poseía, a escupir sus polonorteñas y ensagrentadas prótesis dentales FRENTE A TUS OJOS. ¿Qué espanto, no? y todo esto sin contar el sollozo biótico y colectivo de cinco mil ciento cuatro niños recien traumados de manera irreversible y cuyos llantos al unísono generaban un sonido similar al que sonoriza la señal de ajuste de una película vhs. Un horror.
Sin embargo esta historia tiene final feliz, amiguitos, pues cuando Papá Noel estuvo así de cerca de clamar piedad, vinieron los ortivas de seguridad, sedaron a Los Violadores, calmaron a los padres diciendoles cosas como "si dejan de golpearlo tienen un veinte por ciento de descuento en cualquier local del shopping, incluso en mc donalds, en donde Ronald abrazará a sus hijos y les cantará villancicos que no tratarán sobre la navidad, sino sobre Ronald; es decir, no serán villancicos", y una vez controlada la situación, llamaron a una ambulancia y unos médicos simpáticos se llevaron a Papá Noel, no sin antes hacerle un par de chistes, pues el gordo, aunque de mal humor, aún vivía. Finalmente la gente se disipó y todo volvió a la normalidad, especialmente al día siguiente en que la historia se repetía (al menos hasta la parte pacífica) en la que un nuevo Papa Noel ocupaba el trono del anterior, y otro ejército de críos estaba ahí para combatirlo, jójójó. En cuanto a Pablito, aún enternecida, me acerqué a él después del incidente y le di un abrazo, me dijo puta y lo mandé a cagar (?).
"y bué";(?).
Lo que estoy queriendo decir es que chau.
La noticia buena es que cobré y voy a poder ir a ver muchas películas al BARS ea.
Úpdeit: La separación duró 18 días. Ay, tontitos, es que es tan fuerte el amor que nos une. Tan tan tan ..